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 Responsabilidad social empresarial, más allá de una apuesta ética que habla bien de las empresas.

  • Pese a las dificultades que por motivo de la pandemia representó el 2021 a nivel mundial, en México inversionistas institucionales duplicarán sus inversiones sostenibles, entre 2020 y 2025.
  • Merco, monitor empresarial de reputación corporativa en México, comenta: “La responsabilidad no es una opción para las empresas, es una condición de permanencia: o se es responsable o no se será empresa.” 

La Responsabilidad Social Empresarial se refiere al papel activo que las empresas deben asumir respecto al bien común o bienestar social. Este se hace presente en las políticas de comunicación corporativa, en la publicidad institucional y mensajes mediante los cuales muestran su compromiso con determinados valores sociales emergentes; como la sostenibilidad medioambiental, la inclusividad, la igualdad de género, los desafíos sociales y ambientales de nuestro tiempo.

“Los consumidores, la ciudadanía en general, esperan de las empresas algo más que eficiencia en la gestión; esperan un compromiso de mayor alcance, una respuesta a los grandes retos del presente. Además de una conducta ética más allá del mero cumplimiento de la ley en sus relaciones con clientes y proveedores, así como con las comunidades locales en las que operan”, menciona Ángel Rivero,Profesor del Master Universitario en comunicación corporativa y RSC de EAE Business School. 

Para el profesor, tras la pandemia, varios estudios en psicología y comportamiento de los consumidores muestran que existe por parte de las empresas, un compromiso a la altura de los desafíos del momento y del propio poder que las compañías concentran. Ese compromiso ayuda a incrementar el valor reputacional y tiene impacto también en la mejora de los resultados económicos. Sin embargo, habla de la importancia de que la RSE tenga una intencionalidad “genuinamente ética”.  

“La ética es el fundamento que da autenticidad a la Responsabilidad Social de la Empresa. Si no hay una intencionalidad genuinamente ética (no condicionada por expectativas de beneficio), las políticas de RSE corren el riesgo de convertirse en meras operaciones de imagen. Al final, los consumidores se darán cuenta”, señala más detalladamente al respecto Rivero. 

Hacer sostenible una RSE implica ciertos factores a tener en cuenta; que sus costos sean un elemento asumible para las empresas, que la responsabilidad social se refleje en las relaciones de la empresa con sus empleados, proveedores y clientes, y que existan códigos de conducta que consignen los valores y pautas de acción en la toma de decisiones.  

Con el tiempo las acciones RSE puede traducirse en impactos positivos para los territorios en donde tienen acción las empresas a través de programas sociales o medioambientales, cooperación con instituciones benéficas u diferentes ONG.

Aunque para las empresas la intención de privilegiar la búsqueda del rendimiento económico es una constante, debe haber un raciocinio ético en el cómo. Para el profesor de EAE Business School “siempre va a haber una tensión fundamental entre las expectativas de rentabilidad de la empresa y las exigencias éticas de responsabilidad social”. 

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