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Una leyenda sobre el asado de tira en Argentina: ¿Asado con parqué?…

Hay un viejo dicho que versa: Típico asado peronista, usando madera de piso parquet para hacer brasas y zapatos de charol blanco. Ideal para mafiosos y proxenetas cafiolos… Un asado peronista, una grasada total.

Cuando nos referimos a “El parqué” o parquet (del francés) lo estamos haciendo a un piso realizado con piezas de madera fina, que se acoplan y disponen de tal forma regular que forman variados dibujos. En principio, fue usado en el palacio de Versalles.

Tal vez sea éste uno de los mitos más conocidos y más respondidos. Durante el gobierno de Juan D. Perón (época de peronismo), la vivienda era una dádiva del Estado; se decía que los pobres que recibían esas viviendas del Estado terminaban levantando el parquet de las habitaciones y haciendo asado con él… ¡Cuánta fobia tras este mito! En primer lugar considerar que los bellos pisos de madera debía ser exclusivo de las clases medias y altas; en segundo lugar, ¿cómo es posible que los pobres reciban de regalo algo por parte del Estado?, ¿viviendas? ¿y con piso de parquet? Obviamente que esta fábula, o mito, afirma una cosa más profunda: Los pobres no podías ser merecedores de ese obsequio. Se los consideraba tan brutos al punto de afirmar que, en lugar de buscar madera, al encontrarla en el piso, la removían.

La “vivienda popular”, da mucho que hablar y comentarios que hacer. En primer lugar digamos que las viviendas sociales no son un “regalo del Estado” porque, según la Constitución Nacional, es un derecho. Claro está que existen distintos modos de implementar ese derecho, pero no es posible «regalar aguinaldo», o bien «regalar vacaciones pagas», ni tampoco «regalar libertad de prensa» o «regalar una vivienda social». Como segunda cosa podríamos enumerar cuantas viviendas sociales se construyeron en los últimos setenta y cinco años y cuantas de ellas han tenido parquet. Indiscutiblemente no fueron muchas y, lamentablemente, nunca se hizo una exacta cuenta, porque no es prioridad para la gran mayoría.

Nadie, pero nadie en esa época, vio a alguien sacar el piso de parqué para hacer asado. Y si lo vio, no lo documentó ni tomó fotos. Sólo comentarios. Fueron muchos los que dijeron conocer a personas que escucharon que un vecino lo vio y que otro contaba cómo se referían sobre este hecho en los barrios populares… Nada registrado, nada documentado; solo dichos, o que le habían dicho, o las cosas que siempre se dijo.

Sobre esto último se puede agregar que nunca, nadie mostró destrucción alguna de viviendas populares por parte de los sectores sociales, “los pobres”, que las habitan. Y es que inadmisible pensar que se quiera dañar las conquistas logradas y que le son propias. Todo lo contrario, se han realizados, en sectores populares, algunos estudios sociales que evidencian que, si el Estado les otorga un lote de tierra, los pobres edifican, construyen y mejoran sus viviendas. No las destruyen, no las vandalizan, ni maltratan.

La verdad de los hechos es que muchos argentinos, ya entrados en años, recuerdan el mito urbano del “asado con parquet”, donde se decía y repitió por varios años que los llamados “cabecitas negras” recibieron las casitas del gobierno y levantaban el parquet para hacer asados. El relato gozó de buena prensa y divulgadores masivos de clases medias y altas se encargaron de difundirlo.

La fábula/leyenda sobre el uso dado al parquet de las viviendas populares, pone en evidencia la discriminación e intolerancia de ciertos sectores políticos, opuestos al peronismo, con la consiguiente adopción de posturas “contreras” por parte de los “gorilas” (que serían contreras exacerbados). Prima la corrección política de este asunto por parte de algunos sectores políticos antagónicos al justicialismo que eligieron definirse como “ni peronistas, ni tampoco gorilas”. Que ignorante incomprensión de algunos sectores populares y qué baja perspectiva de grupos acomodados sobre los derechos constitucionales. Es el mito del asado lo que presume adoptar diferentes formulaciones sobre distintos momentos. Y es así que hubo quienes afirmaron arbitrariamente que los conversores de televisión digital gratuitos, que llegaban para ser distribuidos en los barrios populares, se vendían en el mercado negro; que lo percibido en concepto de AUH (Asignación Universal por Hijo) se gastaba en droga y en el juego y en la droga; que las adolescentes buscan quedar embarazadas para cobrar la asignación. Afirmaciones estas que transcriben la ignorancia que existe de las clases populares, que son estigmatizadas y de las que están quienes consideran que no tienen derecho a acceder a las políticas de Estado. Obviamente, los que estigmatizan a las clases populares, jamás podrán comprenderlas

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