Challapalca no solo se consolida como una de las prisiones más inaccesibles del continente, sino también como un laboratorio real donde la tecnología se pone al servicio de la seguridad pública.
En medio de los Andes peruanos, a más de 5.000 metros sobre el nivel del mar, una de las cárceles más aisladas de Sudamérica está incorporando inteligencia artificial para enfrentar los desafíos del control penitenciario. El penal de Challapalca, conocido por su ubicación extrema y temperaturas que pueden descender hasta los -18 °C, ahora contará con esta tecnología para reforzar la seguridad en el lugar.
«La integración de inteligencia artificial en sistemas penitenciarios representa una evolución en el control de riesgos. Según datos recientes, el uso de IA puede aumentar en un 70% la eficiencia en la detección de comportamientos sospechosos en tiempo real», explicó Patricia Paulet, subdirectora de las facultades de Ingeniería y Tecnología del instituto IDAT.
La iniciativa, impulsada por el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos (MINJUSDH) en colaboración con el Instituto Nacional Penitenciario (INPE), permitió la implementación de un moderno Centro de Monitoreo y Control que funcionará las 24 horas del día. Este sistema incluye una sala de video wall de alta resolución, un centro de datos exclusivo y un sistema eléctrico independiente que garantiza continuidad operativa incluso en condiciones climáticas extremas.
El proyecto tuvo una inversión de S/.16 millones y, además de su sistema visual y de respaldo energético, incluye una red de parlantes y alarmas instaladas en puntos estratégicos de toda la prisión. Esto permitirá emitir alertas inmediatas y coordinar respuestas de seguridad con rapidez y precisión.
¿Desde qué año existe la prisión?
El penal de Challapalca fue construido en 1997, durante el gobierno de Alberto Fujimori. A lo largo del tiempo, ha albergado a algunos de los criminales más peligrosos del país. Sin embargo, su lejanía no ha sido garantía de control total, por lo que el Estado busca ahora soluciones más sofisticadas para prevenir fugas y conflictos internos.
“En contextos de alta seguridad como el penitenciario, la inteligencia artificial puede reducir hasta en un 80 % los errores humanos en tareas de vigilancia y respuesta. Implementarla en una prisión como Challapalca es una decisión estratégica que moderniza el sistema carcelario y mejora significativamente el control de incidentes”, añadió Paulet.
Con este avance, Challapalca no solo se consolida como una de las prisiones más inaccesibles del continente, sino también como un laboratorio real donde la tecnología se pone al servicio de la seguridad pública.