● “Aprendiendo hacia el futuro”, es una guía metodológica que busca sentar las bases del desarrollo integral del estudiantado.
● Su enfoque se fundamenta en cuatro aspectos clave: el desarrollo de la persona como un derecho, el bienestar multidimensional, el aprendizaje a lo largo de la vida y la calidad de las intervenciones para asegurar el pleno desarrollo de las personas.
En un mundo en constante evolución, donde las demandas de la sociedad cambian rápidamente, la educación desempeña un papel fundamental en la formación de estudiantes capaces de enfrentar los desafíos de la vida y contribuir al progreso de la sociedad.
Es así que, desde una profunda revisión del panorama educativo del país, los marcos legales nacionales e internacionales y la experiencia arraigada en la implementación de programas educativos en diversas comunidades, la Fundación Ayuda en Acción ha trazado una hoja de ruta, para complementar las iniciativas educativas en instituciones públicas como privadas, promoviendo la priorización de las competencias integrales en los programas educativos peruanos.
“Aprendiendo hacia el futuro, es una guía metodológica que busca sentar las bases del desarrollo integral del estudiantado, teniendo como pilares la evolución personal, el bienestar multidimensional, el aprendizaje continuo y la calidad en las intervenciones educativas”, señala Jorge Cabrejos, coordinador de Educación e Innovación de la Fundación Ayuda en Acción.
Aspectos clave de la priorización de competencias integrales
Este enfoque se fundamenta en cuatro aspectos clave: el desarrollo de la persona como un derecho y la creación de condiciones para dicho desarrollo, el bienestar multidimensional, el aprendizaje a lo largo de la vida y la calidad de las intervenciones para asegurar el pleno desarrollo de las personas.
1. Bienestar multidimensional. Inspirado en la concepción del Proyecto Educativo Nacional al 2036 (PEN36) y respaldado por el Ministerio de Educación (Minedu), esta herramienta es esencial para el florecimiento de las personas y se contempla en cinco dimensiones: cognitiva, emocional, social, física y espiritual. Estas son esenciales para un aprendizaje significativo y el desarrollo de habilidades que trasciendan lo académico.
2. Derechos. Centrando la atención en el derecho al desarrollo personal y la creación de condiciones propicias, se busca la democratización de la educación integral, incluyendo los aspectos clave incluyen el acceso equitativo a oportunidades de aprendizaje integral, la disponibilidad de espacios seguros y acogedores, la participación activa de los estudiantes en la comunidad y la creación de un entorno que celebre la diversidad.
3. Aprendizaje a lo largo de la vida. Adaptado a las etapas y necesidades cambiantes de las personas. Desde una transición fluida entre niveles educativos hasta el desarrollo gradual de capacidades complejas, este enfoque permite la adaptación constante y la preparación para la empleabilidad y el emprendimiento.
4. Calidad de las intervenciones. No es suficiente con ofrecer educación, es necesario formar ciudadanos conscientes y empoderados. Las intervenciones educativas deben encarnar ciertos principios: el desarrollo y la ampliación de competencias, la promoción del empoderamiento a través de la reflexión, la consideración de la diversidad y el contexto, y la contextualización de la educación en los entornos social, histórico, político y cultural.
“La visión de la Fundación Ayuda en Acción trasciende las aulas, incitando a que la educación sea una fuerza motriz que propulse la formación de estudiantes capaces de afrontar los desafíos del presente y del futuro. Esta apuesta por el desarrollo de competencias integrales marca un camino hacia una sociedad más preparada, equitativa y comprometida con el cambio”, finalizaJorge Cabrejos, coordinador de Educación e Innovación de la Fundación Ayuda en Acción.