Se trata de los “Libros de Actas de la Asociación Pro Socorro de Mortuorio” de dicha cuadrilla, que datan de 1935 – 1972.
En el mes Nazareno, el Ministerio de Cultura declaró como Patrimonio Cultural de la Nación a los “Libros de Actas (2) de la Asociación Pro Socorro de Mortuorio de la Octava Cuadrilla de Cargadores del Señor de los Milagros de Nazarenas (1935-1972)”.
Estos documentos presentan una serie de valores históricos, científicos institucionales – administrativo, social y cultural, relacionados a la identificación de su autenticidad, antigüedad y contenido.
Los Libros de Actas (2) de la Asociación Pro Socorro de Mortuorio de la Octava Cuadrilla de Cargadores del Señor de los Milagros de Nazarenas (1935-1972) no solo reflejan el contexto social que las vio nacer, sino también el contexto religioso de la época, puesto que la Iglesia Católica aún tenía una importante influencia en la esfera pública, a pesar de la “progresiva secularización de la sociedad de la época”.
En ese mismo año de fundación de la asociación que se realizó el “Primer Congreso Eucarístico del Perú, evento que reunió en la ciudad de Lima a más de 100 000 personas. Asimismo, entre 1947 y 1962, se incrementó la cantidad de cuadrillas llegando a un total de veinte, esto debido a “que el aumento del número de integrantes de la hermandad es resultado del crecimiento de la cantidad de habitantes de la ciudad, además, del arraigo de la religión católica en la sociedad de la época”.
El valor científico se debe a que los instrumentos presentan un notable potencial como fuente primaria para la investigación histórica respecto al estudio de una asociación mutualista sin fines de lucro creada para brindar una sepultura digna a sus miembros; además de ser la pionera dentro de la Hermandad del Señor de los Milagros de Nazarenas y “una de las primeras asociaciones de dicho tipo nacidas de una institución religiosa”.
El valor institucional y administrativo, se encuentran en la conformación de la primera asociación que, dentro de la Hermandad del Señor de los Milagros de las Nazarenas, veló por otorgar auxilio mortuorio a sus miembros y las gestiones que realizaron al servicio de los hermanos de la Octava Cuadrilla.
Pero, debido a que no se llegó a cubrir lo requerido para formar una asociación a nivel de hermandad, dicha cuadrilla decidió continuar con la iniciativa de tener una asociación propia. Se reunieron para tal fin, “Hilario Benjamín Velazco Meza (capataz de la Octava Cuadrilla), Luis Peña Herrera y Víctor Hilario Velazco Bernales”, quienes acordaron en casa del capataz, organizar y fundar la “Asociación Pro Socorro de Mortuorio de la Octava Cuadrilla de Cargadores del Señor de los Milagros de Nazarenas”. Se hizo pública esta iniciativa dentro de la cuadrilla, la cual fue recibida con beneplácito, logrando congregar 25 asociados.
Estos mismos fundaron la Asociación Pro Socorro Mortuorio de la Octava Cuadrilla el 18 de octubre de 1935.
El valor histórico de la formación de la cuadrilla, da cuenta que se produjo en un contexto de “intensa migración hacia la ciudad capital, que se dio a finales de los años 20”, lo que trajo “consigo una explosión urbanística, propiciándose la formación de barriadas”. La mayoría de “migrantes vivían en condiciones precarias y esto se reflejaba, como es natural, al momento de la muerte, pues no todos accedían a condiciones dignas de sepultura”.
Esta situación no fue ajena a las altas autoridades del Estado, quienes pusieron en agenda la necesidad de prestar atención integral en salud a las personas aseguradas.
Desde el aspecto económico, las actas registran los ingresos económicos de la asociación, lo cual les permitió administrar sus propios fondos, “en sus inicios la asociación recibía contribuciones económicas en calidad de donación y con el transcurrir de los años, y gracias a la buena gestión, se permitió realizar ofrendas de manera excepcional”.
El valor social y cultural se da, porque nos permite conocer a los miembros de dicha asociación, la cual estaba formada por personas “de buena condición económica, incluso algunos ya pertenecían a otras instituciones mutualistas, pero también había huérfanos de familia o de escasos recursos”. Entre sus asociados se encuentran Federico Schiaffino Fernandini, comandante del cuerpo de bomberos de Lima desde 1926 hasta 1951 (con algunos periodos de interrupción); de César Corzo, jefe de redacción del diario “La Crónica” en dicha época; entre otras personalidades que dieron amplio espectro social a la asociación.
Cabe mencionar que todos ellos, pertenecientes a la Octava Cuadrilla, tenían “la creencia de la vida nueva al final de los tiempos. En ese sentido, es importante un adecuado paso de la vida terrenal a la espiritual, una ceremonia acorde al canon católico y un lugar simbólico para el descanso eterno”.
Esta declaratoria se oficializa con la Resolución Viceministerial N°000292-2024-VMPCIC/MC, que lleva la firma de la viceministra de Patrimonio Cultural e Industrias Culturales, Carmen Vegas Guerrero.