Alrededor de 1.2 millones de estudiantes están matriculados en locales educativos públicos que, al requerir reconstrucción urgente, ponen en peligro sus vidas y frenan su desarrollo.
A puertas de iniciar el año escolar, más de 1.2 millones de estudiantes volverán a colegios con infraestructura en condiciones críticas. Según un análisis de la Red de Estudios para el Desarrollo (REDES), basado en datos del Ministerio de Educación (Minedu), más de 27 mil locales estatales de educación básica (51% del total) presentan un alto riesgo estructural, lo que hace necesaria su demolición y reconstrucción. La falta de espacios seguros y adecuados no solo afecta el bienestar de los estudiantes, sino que también impacta en su aprendizaje.
“La infraestructura escolar es un determinante clave en el rendimiento académico de los estudiantes. De acuerdo con la UNESCO, deficiencias en este aspecto impactan negativamente en el desempeño en asignaturas como Matemáticas y Comunicación. En Perú, la situación es particularmente crítica: cerca del 51% de las instituciones educativas requieren intervención total en sus instalaciones. La brecha entre áreas urbanas y rurales es alarmante; mientras que el 38% de los colegios urbanos necesita sustitución parcial o total de su infraestructura, en las zonas rurales esta proporción asciende al 68%, reflejando desigualdades estructurales que limitan el acceso a una educación de calidad”, sostuvo Franco Saito, investigador de REDES.
El especialista señaló que incluso las grandes unidades escolares, con una alta población estudiantil, pueden enfrentar serias deficiencias en infraestructura y equipamiento. Un claro ejemplo es el colegio San José, en Chiclayo, donde más de 4 mil alumnos estudian en un local con un 12% de su estructura en necesidad de reconstrucción. Aún más preocupante es la situación del colegio José Carlos Mariátegui, en el Callao, que requiere una inversión de S/35 millones para su restauración total, a fin de garantizar condiciones seguras para casi 3 mil estudiantes.
Se estima que la brecha en infraestructura de los locales de educación básica a nivel nacional supera los S/158 mil millones, con Cajamarca como la región más afectada. Según los datos, la inversión necesaria en esta zona asciende a más de S/15 mil millones, reflejando la grave situación de sus colegios. En total, el 67% de las instituciones educativas de la región (4,239) requieren ser demolidas y reconstruidas.
La brecha de infraestructura educativa hace referencia a la desigualdad en la calidad y disponibilidad de los recursos físicos y tecnológicos esenciales para garantizar una educación adecuada. Esta disparidad se manifiesta en múltiples aspectos, desde la precariedad de las edificaciones escolares hasta la falta de aulas, laboratorios y bibliotecas equipadas, limitando así las oportunidades de aprendizaje y desarrollo de los estudiantes.
“Una educación de calidad, respaldada por una infraestructura adecuada, prepara a los estudiantes para afrontar mejor el futuro. Al desarrollar habilidades técnicas, cognitivas y sociales, los jóvenes aumentan sus oportunidades laborales y se vuelven más capaces de enfrentar los desafíos del mercado. Esto no solo mejora su bienestar individual, sino que también contribuye a generar una economía nacional más competitiva y capaz de impulsar el crecimiento sostenible”,afirmó el vocero de REDES.
Enseñanza sin servicios básicos
Otro aspecto necesario a tener en cuenta es que las instituciones educativas deben garantizar a sus estudiantes el acceso a servicios básicos para su desarrollo diario, facilitando así la enseñanza y el estímulo de sus capacidades. Sin embargo, según datos del Minedu, solo el 39% de los locales educativos en el país cuentan con acceso adecuado a luz, agua y alcantarillado. En tanto, un 2% de los colegios, unas 1,100 escuelas, carecen por completo de estos servicios.
“Estudios internacionales demuestran que la disponibilidad de agua potable y alcantarillado en las escuelas reduce la deserción y el ausentismo, y aumenta el rendimiento escolar. Sin embargo, la falta de estos servicios básicos no solo obstaculiza el aprendizaje, sino que también afecta la salud de los niños y adolescentes provocando enfermedades estomacales y respiratorias”, mencionó Saito.
Al analizar los datos, se notan grandes diferencias en el país. En la selva peruana, solo el 22% de los colegios cuenta con los tres servicios básicos, siendo Loreto y Ucayali las regiones con más carencias, mientras que en Lima Metropolitana la cifra llega al 95%.
El especialista indicó que, ante la situación crítica del sistema educativo, el Estado debe asumir un papel de liderazgo en la modernización de las escuelas y en la garantía de un acceso equitativo a la educación. Señaló que es preocupante que en regiones como San Martín, el presupuesto para educación sea de apenas S/ 5 mil por estudiante, siendo el monto más bajo a nivel nacional y una cifra que no refleja el nivel de inversión necesario para atender las necesidades educativas de la zona.
“Esta desigualdad en la distribución de recursos limita las oportunidades de los estudiantes, especialmente en áreas rurales. El Gobierno debe garantizar que el presupuesto se distribuya de manera más equitativa, de forma que las regiones con mayores brechas reciban los recursos suficientes para mejorar la infraestructura educativa y los servicios básicos”, finalizó Saito.