Conoce los traumas de algunos animales
Muchos humanos reaccionamos ante el estrés bebiendo demasiado café, durmiendo demasiado o comiendo en exceso. Pues algunos animales salvajes también experimentan reacciones físicas al estrés. Incluso son las personas las que les causan estos traumas.
Un reciente estudio muestra que el lagarto de Colorado come en respuesta al ruido. Parte de su hábitat incluye la base militar de Fort Carson (Estados Unidos), donde los aviones que vuelan bajo producen regularmente sonidos más fuertes que los que experimentan de forma natural.
Luego de observar a algunos de los reptiles salvajes y tomarles muestras de sangre, los científicos descubrieron que, durante los sobrevuelos, los lagartos liberaban más cortisol (la hormona del estrés), se movían menos y comían más.
Otras formas en que los animales reaccionan ante situaciones de tensión
Problemas para dormir:
«La falta de sueño, una forma de estrés, puede provocar un aumento de la ingesta de alimentos tanto en humanos como en algunos animales no humanos», indica Barrett Klein, entomólogo de la Universidad de Wisconsin-LaCrosse que también estudia la biología del sueño.
En estudios de laboratorio, las moscas de la fruta sometidas a aislamiento social durmieron menos y comieron más, y los ratones privados de sueño comieron más durante su recuperación. Algunas mariposas que no descansan lo suficiente se alimentan mal y ponen sus huevos en plantas equivocadas.
El peligro de los depredadores:
La presencia de depredadores puede poner nerviosos a los animales. Por ejemplo, al gorrión cantor, objeto de estudio de Liana Zanette, ecóloga de poblaciones de la Western University de Ontario (Canadá).
En un estudio de 2022, Zanette analizó gorriones cantores silvestres en la Reserva del Parque Nacional de las Islas del Golfo, en Columbia Británica, donde tienen pocos depredadores.
Colocó barreras para asegurarse de que no les pasara nada a los pájaros. Durante 18 semanas, el equipo de Zanette reprodujo intermitentemente grabaciones en las que la mitad de los pájaros del estudio escuchaban a animales amistosos, como los gansos de Canadá. La otra mitad de las aves escuchó grabaciones de cuervos y cornejas, que se comen los huevos y los polluelos de los gorriones.
Los resultados mostraron que el miedo a los depredadores fantasma hacía que estas aves tuvieran un 53% menos de crías que las que no escucharon la banda sonora de miedo.