El efecto sobre otros mercados desarrollados será de menor magnitud y no se descarta la volatilidad en Europa.
El candidato republicano, D. Trump, será nuevamente presidente de EE. UU., tras vencer holgadamente a la candidata demócrata, K. Harris. Además, se proyecta que el partido republicano obtendrá la mayoría en la Cámara de Senadores y de Representantes. Este escenario de “barrida” republicana no estaba del todo reflejado en las encuestas ni incorporado por el mercado, en medio de encuestas que anticipaban las elecciones más reñidas de los últimos tiempos, suscitando reacciones importantes en los precios. La nueva administración iniciará en enero del ’25.
¿Cuál fue la reacción del mercado?
La victoria electoral de los republicanos, tanto en la Presidencia como en el Congreso, ha provocado una reacción positiva para los activos de aquel país, con la salvedad de las tasas. Los futuros de índices accionarios estadounidenses registran alzas de entre 2% y 3% previo a la apertura de mercado y las tasas de los tesoros de 10 años suben en torno a 20bps. La expectativa de nuevos recortes impositivos para las corporaciones, así como la desregulación en diversos sectores, promete mejoras de utilidades en el corto y mediano plazo.
La barrida republicana facilita que estas estrategias se implementen con celeridad y en la magnitud propuesta durante la campaña. Asimismo, buena parte de la agenda republicana generará más inflación, lo que ha presionado las tasas al alza, así como al dólar.
¿Cuál es nuestra interpretación?
Las encuestas señalaban un resultado más cerrado, que no descartaba el escenario de una victoria de K. Harris con un gobierno divido. Con esta posibilidad cancelada, y dada la naturaleza de las propuestas de Trump, es de esperar en el corto y mediano plazo un fortalecimiento relativo de ciertos activos de riesgo, concretamente los estadounidenses, en detrimento de la renta fija. Esto, como efecto de las menores tasas impositivas y desregulación de ciertos sectores con presencia en el principal índice accionario, como son las emisoras vinculadas a petróleo y gas, redundando positivamente en sus utilidades y guías. Consideramos que el efecto sobre otros mercados desarrollados será de menor magnitud y no descartamos volatilidad en Europa por la incertidumbre que generará su postura respecto a la guerra ruso-ucraniana.
Para emergentes, de no anunciarse un paquete de estímulos adicionales en China, es de esperar desempeños marcadamente negativos en los próximos meses ante la intensificación de la guerra comercial con este país. Esto incluye las acciones taiwanesas, por la postura no intervencionista del republicano en lo concerniente al conflicto que la isla mantiene con China. La bolsa mexicana también mostrará volatilidad y posibles retrocesos, debido a políticas restrictivas del comercio e inmigración, que podrían contagiar al resto de activos latinoamericanos. En lo concerniente a tasas, la agenda del republicano es inflacionaria en el corto plazo, lo que puede provocar ajustes en la trayectoria de normalización monetaria por parte de la Fed, elevando las tasas de mercado.
En el largo plazo, la ampliación del déficit fiscal y las disrupciones en las cadenas globales de suministro provocadas por nuevas medidas proteccionistas son amenazas para el crecimiento y el empleo, y por ende, deflacionarias, aunque este escenario no será reconocido por el mercado pronto. Así, mantenemos la visión neutral entre Tesoros y el crédito, aunque manteniendo un sesgo negativo en la duración, y favoreciendo el alto carry en la selectividad.