En Perú, el compromiso con la inversión en educación básica regular es una política estratégica crucial para el desarrollo sostenido del país. Según un informe de 2023 del Ministerio de Educación de Perú, el gobierno ha incrementado la inversión en este sector en un 4.8% respecto al año anterior, reflejando un enfoque renovado en mejorar la calidad educativa desde los niveles más fundamentales.
Los desafíos son claros, pero también lo son los beneficios de una sólida inversión en educación básica. Según estimaciones del Banco Mundial las que mejoras en la calidad de la educación pueden aumentar el PIB per cápita significativamente. Para el caso peruano, se estima que un incremento en los resultados educativos podría traducirse en un crecimiento anual adicional del PIB de hasta 2.5%, destacando la relación directa entre educación y desarrollo económico.
Lilia Calmet, directora de Formación Inicial de Innova Teaching School, subraya la importancia de estos esfuerzos: «Invertir en la educación básica no solo es una cuestión de desarrollo económico, sino también de equidad social. A través de la educación, podemos proporcionar las herramientas necesarias para que todos los niños, independientemente de su origen, tengan la oportunidad de construir un futuro mejor».
Un estudio reciente del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) en 2023 señala que un aumento en la inversión en educación básica mejora directamente los índices de desarrollo humano, especialmente en áreas rurales, donde la desigualdad de acceso a recursos educativos es más pronunciada. El informe indica que regiones que han visto un aumento en la financiación educativa muestran mejoras notables en los resultados de aprendizaje y en la reducción de la deserción escolar.
«Es esencial que estos recursos sean destinados a mejorar la infraestructura, los programas de formación docente y la integración de tecnologías avanzadas en el aula para garantizar que la educación sea tanto inclusiva como de alta calidad», añade Calmet.
La especialista agregó que no solo deberíamos priorizar la creación de un sistema educativo que no solo responda a las necesidades actuales de su población, sino que también prepare a las futuras generaciones para los retos del mañana. La inversión en educación básica, por lo tanto, es más que una prioridad; es una indispensable inversión en el futuro de la nación.