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Impulsado por el sector de servicios y los cambios en los hábitos del consumidor, el comercio minorista alimenticio se vuelve más heterogéneo

Clubes mayoristas, canales de descuento, drive-thrus e incluso la televisión están ganando espacio en el sector alimenticio, mientras los clientes prefieren opciones de comidas rápidas 

El comercio minorista alimenticio ha experimentado profundas transformaciones en la última década. Debido a los cambios en los hábitos de los consumidores y los avances tecnológicos, la división previamente clara entre compras en restaurantes y en supermercados se ha desdibujado, haciendo que el sector sea más heterogéneo. Según el estudio “Retail Reinvention: A Framework for Future Growth”, elaborado por Euromonitor en colaboración con la National Retail Federation (NRF) y presentado exclusivamente en el NRF Retail’s Big Show 2025, a pesar de que en 2023 el 72% de las ventas globales de alimentos provienen de supermercados, tiendas de abarrotes e hipermercados locales, estos sectores están compartiendo espacio con mayoristas de descuento, clubes de compras, e-commerce de alimentos y servicios de entrega, recogida o drive-thru. 

“Los drive-thrus están expandiéndose más allá de las cadenas tradicionales de comida rápida y ahora son adoptados por cafeterías, panaderías e incluso restaurantes casuales. Otra tendencia importante es la fusión del comercio minorista con los servicios de alimentación. Esto incluye el aumento de estaciones de comidas listas en supermercados y la integración de ‘cocinas fantasma’ en grandes cadenas de supermercados. Estas son operaciones culinarias que preparan comidas exclusivamente para entrega o recogida, compartiendo a menudo espacio con otras marcas para reducir costos”, explica Michelle Evans, líder global en Retail and Digital Consumer Insights de Euromonitor International y autora del estudio, quien dedicó una conferencia al tema durante el evento. 

Según ella, la búsqueda de conveniencia, rentabilidad, salud y sostenibilidad por parte de los consumidores, especialmente en América del Norte, está transformando la manera en que compran y consumen alimentos. Un ejemplo de ello es que, a nivel mundial, el 60% de los clientes prefieren marcas comprometidas con prácticas sostenibles. También están dispuestos a pagar más por productos nutritivos y de mejor sabor, así como por alimentos producidos localmente. En este escenario, el desafío para los minoristas es garantizar conveniencia al consumidor en todo lo que desea y necesita, donde la digitalización ocupa una posición central. 

Michelle sugiere que la tecnología será esencial para el crecimiento continuo del comercio minorista alimenticio, ya sea en el espacio físico o digital, ya que ayuda a mejorar la experiencia del cliente. Su estudio muestra que el 58% de los consumidores ya investigan con su teléfono móvil antes de realizar compras relacionadas con alimentos, algo que hace diez años no sucedía. Además, para 2025 se espera un crecimiento del 5% en las compras de alimentos en línea. “Esto ya está ocurriendo en las tiendas más grandes, donde la compra comienza en lo digital pero termina en la tienda física. El cliente busca en el sitio web o aplicación del restaurante, pero va a la tienda a ver el producto y vivir la experiencia. El espacio físico se convierte en un hub de experiencias, que brinda la oportunidad de probar productos y contar con alguien que garantice un servicio personalizado”, comenta Pedro Albuquerque, cofundador y Director de Nuevos Negocios de RPE – Retail Payment Ecosystem, empresa especializada en soluciones de medios de pago. 

Este movimiento sugiere una nueva dinámica en el comercio minorista, que está invirtiendo en marcas propias, mientras las marcas actúan más como minoristas. Esta estrategia busca fidelizar clientes y crear más identidad, además de ofrecer mayor margen de beneficio cuando se aplica correctamente. Puede aplicarse en todas las etapas del proceso de compra, con un papel especial en el momento del pago. “Una experiencia de pago fluida puede ser la guinda del pastel para un proceso de compra positivo. El minorista también puede ofrecer tarjetas propias que garanticen descuentos o mayor facilidad de pago, como plazos más largos. Según las necesidades del cliente, también es posible ofrecer líneas de crédito o préstamos”, explica Albuquerque. 

Para el especialista, lo más interesante para el minorista es crear un plan de negocios acorde con su realidad, para garantizar la estructuración financiera, mitigar riesgos y diseñar una estrategia que considere las especificidades del mercado de comercio minorista alimenticio. “En RPE podemos ayudar al minorista a elaborar un plan de negocios para la estructuración financiera y ofrecer una plataforma tecnológica de punta a punta para operar un producto en el comercio minorista. Además, proporcionamos todo el soporte necesario para gestionar la operación. Nuestra plataforma es white label, por lo que puede operar en supermercados, hipermercados… Esto garantiza eficiencia operativa, tecnología y una experiencia de consumo más fluida y sencilla para el cliente, sin fricciones”. 

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