En un tenso episodio ocurrido en un centro poblado de Ayacucho, un grupo de extranjeros fue desalojado luego de que la comunidad les impusiera un ultimátum de 24 horas para abandonar el lugar.
El conflicto surgió tras acusaciones de comportamientos que, según los comuneros, alteraban la tranquilidad y las costumbres locales. Aunque no se han dado a conocer detalles específicos sobre las causas del descontento, líderes comunitarios afirmaron que su decisión fue tomada en una asamblea comunal extraordinaria.
El desalojo se llevó a cabo sin enfrentamientos mayores, aunque bajo una fuerte vigilancia de los propios comuneros, quienes se aseguraron de que los extranjeros dejaran el territorio. Representantes de la comunidad justificaron la medida como una acción para preservar la seguridad y el orden local.
Las autoridades locales no han emitido hasta el momento un pronunciamiento oficial, aunque se sabe que se están evaluando posibles mediaciones para evitar futuros conflictos. Por otro lado, organizaciones de derechos humanos han mostrado preocupación por este tipo de medidas que, según ellos, podrían implicar vulneraciones a los derechos de las personas involucradas.
Este hecho pone de relieve las tensiones entre ciertas comunidades rurales y la presencia de extranjeros en sus territorios, reflejando un desafío en el manejo de relaciones interculturales y la convivencia en regiones de alta sensibilidad cultural.