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Encapuchados

Por Antero Flores-Araoz

Debido a las deficientes medidas de seguridad e incremento de la delincuencia, en muchos domicilios, tiendas, oficinas, instalaciones industriales y muchas otras, se colocan equipos de video vigilancia, con los que se puede registrar las imágenes de quienes cruzan los límites de sus propiedades, sea autorizados o no y, en estos últimos casos obviamente para perpetrar algún delito.

Estamos viendo como muchos municipios se suman a la cruzada de protección e instalan los equipos de video vigilancia, pero además cuentan con edificaciones fijas o no, desde donde se monitorean las grabaciones de las imágenes, todo lo cual es absolutamente conveniente, y hasta podríamos decir, indispensable.

Adicionalmente, hay personas que cuando son testigos de asaltos, actos de vandalismo, saqueos, disturbios, destrozos a propiedad pública o privada, robos, violaciones domiciliarias y también violación de propiedad ajena, filman tales hechos con sus teléfonos móviles, también llamados celulares, los que pueden entregar a la Policía para sus indagaciones e investigaciones, así como para identificar a los perpetradores de delito.

Los delincuentes tratan de anular los efectos que pudieren tener las grabaciones, usando capuchas, lentes obscuros, así como también los cascos de protección que corrientemente utilizan ciclistas o motociclistas, con lo cual entorpecen las investigaciones para identificar a los delincuentes.

Ante la situación expuesta, nos preguntamos si es que no sería conveniente, que se considere como agravante y con pena mayor, a quienes cometan delitos como los antes señalados, tratando de esconder su identidad con las capuchas, gorros, cascos o similares.

El autor de esta nota no tiene la calificación de penalista, aunque si es observador de lo que acontece, por lo cual se atreve a recomendar a los expertos en la materia y a los próximos parlamentarios, que estudien el tema sugerido y propicien las modificaciones que requeriría para ello nuestro Código Penal.

Observemos un poco los recientes sucesos de Chile y Colombia, para no tener que fijarnos en otros países lejanos del orbe, donde se ha podido ver que la destrucción de estaciones de transporte, vehículos, propiedad pública y privada y también saqueos, en que gran parte de los antisociales que delinquían, actuaban escondiendo sus rostros para no ser identificados.

Acciones tan sincronizadas como las realizadas en terceros países, a los que nos hemos referido anteriormente, demuestran que sus servicios de inteligencia predictiva fallaron. Esto nos debe servir de acicate para hacer una revisión exhaustiva de nuestros servicios de inteligencia y de los mecanismos de intercambio de información entre ellos.  Necesitamos buena inteligencia para evitar situaciones de fuerza, inconvenientes e innecesarias, antes que estar espiando a actores políticos que por lo general tienen el mismo interés del gobierno de encontrar la paz social, evitar y sancionar, de ser el caso, a la delincuencia y garantizándonos nuestra seguridad, tanto en lo personal como en la de nuestros bienes y los del Estado. No esperemos para escarmentar, hacerlo en cabeza propia.  Estamos a tiempo y advertidos.

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