El sector de la belleza en Perú es uno de los más atractivos para emprender; sin embargo, no basta con tener una buena idea de negocio.
Con un crecimiento sostenido en los últimos años, el rubro de belleza y estética se ha consolidado como uno de los sectores más atractivos para emprender en Perú. El mercado nacional de productos y servicios de cuidado personal superó los 9 mil millones de soles en 2024, y se proyecta un crecimiento promedio del 5% anual, según datos de la Cámara de Comercio de Lima (CCL). Este impulso responde al aumento de apertura de diferentes tiendas especializadas, demanda de tratamientos estéticos, cuidado capilar y productos cosméticos, tanto en mujeres como en hombres.
En ese contexto, emprender en el sector belleza representa una oportunidad real para generar ingresos sostenibles. Otro punto a favor de este mercado, es la ley 31556 que reduce el IGV (Impuesto General a las Ventas) para peluquerías y centros de belleza con la finalidad de impulsar la reactivación económica de estos rubros. Sin embargo, no basta con tener una buena idea o afinidad por lo estético; se requiere capacitación, estrategia y visión de negocio.
“Emprender en belleza no solo es cuestión de talento, sino también de formación técnica, conocimiento del mercado y, sobre todo, constancia. El manejo de las habilidades blandas, el uso de las nuevas tecnologías, como la inteligencia artificial o redes sociales, son aspectos a tener en cuenta. Asimismo, las personas que quieren iniciar un negocio necesitan capacitarse, ya sea en peluquería, barbería, maquillaje profesional o tratamientos estéticos. La formación es la base para ofrecer un servicio de calidad que fidelice al cliente”, asegura Oscar Manrique, subgerente comercialdel Centro de Formación Montalvo.
Entre las claves para lanzar un negocio rentable en el sector, señala el experto, es importante considerar:
- Formación continua: Estudiar en centros especializados garantiza dominar las técnicas más demandadas y actualizarse con las tendencias del mercado. Asimismo, se promueve la profesionalización del sector, lo que responde a un servicio a la vanguardia del mundo de la belleza.
- Ubicación estratégica: Este punto ha ido cambiando a lo largo de los años, ya que no solo se basa en establecerse en zonas con alto flujo de personas o con poco acceso a servicios de belleza. Hoy en día, se ofrece el servicio a domicilio, una práctica muy accesible si se decide ir o migrar al extranjero.
- Presencia digital: Las redes sociales son clave para captar y mantener clientes; sin embargo, el boom de la Inteligencia Artificial también puede ser aprovechado en el sector de la belleza. Los diagnósticos virtuales son la última novedad, ya que con una foto de la cliente se puede analizar o surgir tratamientos, cambios de look, productos o maquillaje.
- Servicio diferenciado: Ofrecer una experiencia personalizada y profesional genera recomendaciones y lealtad. Es uno de los aspectos que toda empresa debe poner como una de sus prioridades, por ejemplo, si una señora llega a un salón de belleza a hacerse un cambio de look se le debe preguntar qué es lo que desea, cómo quiere verse, ofrecerle algo de tomar, entablar una conversación amena; es decir, la estilista debería tratarla como si fuera alguien cercana y no como una clienta. Ese es el valor que debe plasmar el personal a sus diferentes clientes.
- Gestión financiera: En el sector de la belleza, esto implica un seguimiento riguroso del flujo de caja, una planificación presupuestaria detallada y una inversión inteligente en recursos y marketing. Además, es fundamental establecer precios competitivos pero rentables, y diversificar las fuentes de ingresos para mitigar riesgos.
Finalmente, emprender en el sector belleza se convierte en una alternativa viable y estratégica. Las ventajas de hacer algo propio son bastantes amplias; sin embargo, las dificultades que existen ponen a prueba las capacidades del futuro empresario. Crear una empresa, negocio, tienda o cualquier tipo de emprendimiento es un ejercicio de paciencia y meticulosidad.