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El boom del autoempleo en el sector belleza y su impacto en la economía peruana

En los últimos años, el sector belleza ha emergido como una de las principales fuentes de autoempleo en el Perú, convirtiéndose en un motor clave para la dinamización económica, especialmente en contextos de recuperación postpandemia.

La pandemia de la COVID-19 no solo transformó la forma en que vivimos, sino también cómo trabajamos. En un contexto marcado por la informalidad y la necesidad de generar ingresos propios, miles de peruanos encontraron en el sector belleza una oportunidad de emprendimiento. Peluquerías, barberías, manicura, maquillaje, extensiones, pestañas, cejas, cosmética natural y servicios a domicilio son hoy parte de una economía vibrante y en expansión.

Según datos del INEI, más del 70% de trabajadores en el sector servicios en el Perú se encuentran en situación de autoempleo o informalidad, y dentro de ellos, los rubros vinculados a la estética y el cuidado personal han mostrado un crecimiento sostenido, especialmente entre jóvenes y mujeres. Este auge responde a la baja barrera de entrada (requiere poca inversión inicial), la alta demanda y el poder de las redes sociales para promocionar servicios de manera directa.

Mujeres emprendedoras como protagonistas

Un alto porcentaje de los emprendimientos en belleza son liderados por mujeres, muchas de ellas jefas de hogar. En sectores populares y de clase media emergente, proliferan los salones de belleza, barberías urbanas y servicios móviles. “Con una cabina de secado, una plancha de cabello y un celular con Instagram o TikTok, ya puedes iniciar tu negocio”, comenta Carla Ruiz, estilista independiente de San Juan de Lurigancho.

Este fenómeno ha impulsado una nueva economía de escala menor, donde el talento, la creatividad y la conexión con el cliente son el eje del modelo de negocio. Además, ha generado una cadena de valor que incluye desde proveedores de insumos hasta capacitadores técnicos, plataformas de pago móvil y venta online de cosméticos.

Impacto económico y necesidad de formalización

El crecimiento de este sector informal genera un impacto positivo en el consumo interno, pero también plantea desafíos. Se estima que el rubro de servicios de belleza moviliza cientos de millones de soles anualmente, aunque una gran parte de esta cifra no es registrada formalmente.

Economistas señalan que el Estado debe prestar atención a esta tendencia para diseñar políticas que promuevan la formalización sin ahogar al pequeño emprendedor. Programas de capacitación técnica, acceso a microcréditos, inscripción en Regímenes Especiales de Renta y seguridad social básica podrían ser clave para integrar este dinamismo al circuito económico formal.

Perspectivas

Todo indica que el autoempleo en el sector belleza seguirá en alza, apalancado por la digitalización, el crecimiento de plataformas de reservas online y una cultura cada vez más enfocada en la imagen personal. Mientras tanto, este boom representa una alternativa real de ingresos dignos y empoderamiento económico para miles de peruanos.

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