Al no conservar adecuadamente los alimentos existe la posibilidad de que se desarrollen microorganismos infecciosos que afecten la salud.
Mantener los alimentos frescos siempre ha sido uno de los grandes retos. Debido al clima cambiante que existe en estos últimos años, es necesario tenerlos en el mejor estado posible para disfrutar de comidas saludables.
En esta oportunidad, Oscar Jordán, director de Escuela de Ingeniería en Industrias Alimentarias de la Universidad Le Cordon Bleu, señala 5 consejos que te ayudarán a mantener tus alimentos más frescos:
- Protegerlos de la humedad: Las fluctuaciones de humedad entre el día y la noche o dependiendo de la región, pueden causar que los alimentos secos ganen humedad más rápido de lo habitual, por ello deben mantenerse almacenados herméticamente.
- Mantener una temperatura controlada: La variabilidad de temperaturas puede ocasionar que los envases plásticos estén en constante dilatación, por lo que debemos almacenar alimentos en lugares frescos, sin exposición directa a la luz solar.
- Emplear la refrigeración o congelación: La refrigeración involucra rangos fijos de temperatura (0 a 5 °C), en tal sentido es el alimento el que se adapta a esta condición; de hecho, incluso bajo estas condiciones habrá alimentos que se malogren, otros durarán más y otros incluso que no deben refrigerarse.
- Tener en cuenta la rotación de uso: Los alimentos que fueron comprados primero deben ser los que se consuman con prioridad y dejar para después los alimentos recientemente adquiridos o fabricados (esto según la fecha de vencimiento).
- Emplear un sellado al vacío: Actualmente se puede disponer de esta tecnología de
almacenamiento a nivel doméstico, mediante la cual se recomienda envasar alimentos en polvo, frutos secos, semillas grasosas, entre otros, en una atmósfera libre de oxígeno y bolsas que impidan la ganancia de humedad.
Existen alimentos como los granos, harinas, frutos secos, entre otros, que se caracterizan por presentar un bajo contenido de humedad (<10%), esta condición impide el desarrollo de microorganismos dado que el agua es un recurso importante para su crecimiento.
En el caso de los enlatados, como conservas de frutas y de pescado, durante su fabricación han experimentado un tratamiento térmico extremo (esterilización), que elimina microorganismos patógenos, por lo que pueden prescindir de refrigeración.
La durabilidad de los alimentos secos es variable según las condiciones de almacenamiento. Estos deben ser conservados herméticamente para que no capten humedad del ambiente, y reducir el riesgo de contaminación con insectos como gorgojos y polillas, señala el especialista.
Finalmente, al no conservar adecuadamente los alimentos existe la posibilidad que se desarrollen microorganismos, y junto a ello generen toxinas que pueden llegar a ser mortales a corto, mediano o largo plazo ocasionando infecciones y/o intoxicaciones de origen alimentario.