A pesar de las disposiciones que obligan a los motociclistas a portar chalecos reflectivos con el número de placa visible, como medida para facilitar su identificación y combatir delitos cometidos a bordo de motocicletas, diversos expertos en seguridad ciudadana han señalado que la medida no ha tenido un impacto significativo en la reducción de la delincuencia.
El uso obligatorio de chalecos, implementado en varias regiones del país, surgió como respuesta al incremento de delitos como robos al paso y sicariato, muchas veces perpetrados por delincuentes que se movilizan en motocicletas. Sin embargo, las estadísticas recientes y los reportes policiales muestran que los índices de criminalidad asociados al uso de motos no han disminuido de manera sustancial, e incluso, en algunas zonas, los delitos se han diversificado.
Especialistas consultados coinciden en que el problema de fondo radica en la falta de fiscalización efectiva y en la facilidad con la que los delincuentes eluden los controles mediante el uso de placas falsas, motos robadas o incluso chalecos clonados. “Es una medida que puede ayudar en la identificación, pero sin controles constantes ni una estrategia integral de inteligencia, su efectividad es limitada”, afirmó un analista en temas de seguridad.
Asimismo, asociaciones de motociclistas han manifestado su preocupación por las generalizaciones que los vinculan con la delincuencia. “La gran mayoría de motociclistas somos trabajadores y transportistas formales. Necesitamos medidas que protejan a la ciudadanía sin criminalizar al gremio”, señaló un representante del sector.
En ese sentido, se plantea la necesidad de reformular las políticas de seguridad, enfocándose en acciones de inteligencia policial, patrullaje integrado, control del mercado informal de motos y autopartes, así como una modernización del sistema de registro y fiscalización vehicular.