Uno de los grandes problemas que enfrenta nuestro país es de la violencia contra la mujer, esta realidad queda corroborada en los más de 550 feminicidios registrados desde el año 2020, según datos registrado por el estado peruano y que en lo que va del 2023, el Programa Nacional para la Prevención y Erradicación de la Violencia contra las Mujeres e Integrantes del Grupo Familiar (Aurora), del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, informó que se han registrado 122 feminicidios y 192 tentativas a nivel nacional.
Asimismo, cada día, casi 400 mujeres, en todas sus etapas de vida, reportan haber sufrido algún tipo de violencia. Dicho promedio resulta de los 120,394 casos de violencia contra la población femenina que han atendido los Centros de Emergencia Mujer (CEM), del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP), entre los meses de enero y octubre del 2023.
Frente esta realidad, que es un fenómeno que se presenta a nivel mundial, cada 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, para denunciar el maltrato que se ejerce sobre las mujeres en todo el mundo y reclamar políticas en todos los países para su erradicación.
Carmen Masías Claux, directora ejecutiva de CEDRO, nos recuerda que, en el mundo, una de cada tres mujeres ha sido víctima de alguna forma de violencia, por lo que se requiere un compromiso de acción global para erradicarla. En el Perú se hace necesario y urgente tomar medidas para enfrentar esta problemática que aumenta cada día, según evidencias las cifras.
Masías nos explica que la experiencia indica que debemos trabajar en la prevención desde todos los espacios posibles, el hogar, la escuela, el barrio; principalmente con los adolescentes porque es en esa etapa del desarrollo que se construyen las identidades, se refuerzan valores y aprenden comportamientos de respeto y tolerancia a las diferencias.
CEDRO en todas sus intervenciones tiene de manera transversal el enfoque de género, desarrollando programas orientados a construir y fomentar relaciones de género equitativas y justas, además de prevenir diversas formas de violencia contra la mujer, fortaleciendo habilidades sociales, brindando información preventiva, así como promoviendo actitudes y comportamientos de buen trato y respeto que favorezcan relaciones en equidad y sin violencia entre hombres y mujeres. En esta línea, cuenta con metodologías, guías de trabajo y materiales preventivos de violencia y en la actualidad, implementa con adolescentes de Lima e Ica el programa “Te quiero sin violencia”.
DROGAS Y VIOLENCIA OTRA ARISTA DEL PROBLEMA
Otra de las aristas del problema es mencionada por Milton Rojas, psicólogo de CEDRO, que nos recuerda la situación de vulnerabilidad enfrentada por aquellas mujeres que, además de lidiar con la adicción a las drogas, son víctimas de maltrato y marginación agravadas por una mayor sanción social. Estas mujeres se encuentran atrapadas en una encrucijada de desafíos, enfrentando estigmatización tanto por su género como por su lucha contra la dependencia a sustancias.
Según el estudio “Investigación interdisciplinaria sobre el interés político, el apoyo de la sociedad civil y los datos disponibles IRAPS”(*) (2023) realizado por University of Stirling, Universidad Peruana Cayetano Heredia y la Universidade Federal De São Paulo, reveló que uno de cada cuatro feminicidios ocurre bajo los efectos del alcohol, además que uno de cada cuatro varones en emergencia ha consumido alcohol y que existe un doble riesgo de agredir a tu pareja entre personas que beben.
Para Rojas, la sociedad, al abordar la violencia contra las mujeres, debe reconocer y abordar de manera integral las complejidades que surgen cuando se entrelazan la adicción y la victimización. Es imperativo proporcionar recursos y programas específicos que no solo atiendan el cuadro adictivo, sino que también aborden las causas subyacentes de la violencia y marginación. Un enfoque compasivo y centrado en la mujer, que incluya servicios de soporte psicoemocional, tratamiento, rehabilitación y reinserción social, es esencial para romper el ciclo de abuso y ofrecer a estas mujeres la oportunidad de reconstruir sus vidas.