Por Antero Flores-Araoz
La antigua Persia se convirtió en el Estado de Irán en1935, estableciendo como su capital a Teherán. Cuenta con impresionantes reservas de petróleo y gas, abrazando la mayoría de su población la religión islámica, o sea son musulmanes.
Después de las protestas populares de 1978 y 1979 y tras el exilio del Sha de Irán en el exterior, se instaló en ese país un gobierno marcadamente teocrático desde el retorno a su patria del ayatola Jomeini, quien al igual que quienes lo sucedieron en el gobierno iraní, instauró un régimen dictatorial, con sistemáticas violaciones a los Derechos Humanos, ejecuciones extrajudiciales, con una Guardia Revolucionaria Islámica que ha extendido su influencia y garras a diversos países en el ánimo de ampliar el régimen teocrático y autocrático de gobernanza.
Sus garfios ya se dejan notar en dictaduras latinoamericanas como las existentes en Cuba, Nicaragua y Venezuela. Su influencia llega también a nuestra limítrofe Bolivia, desde donde también podría interferir en nuestra incipiente y tan vapuleada democracia, por lo que tenemos la obligación de estar muy atentos e impedir cualquier pretensión autoritaria con la herramienta de la violencia, la cual es de inveterada usanza en el islámico y teocrático Irán.
Felizmente en Irán ya se están dejando sentir movimientos políticos que exigen cambios, principalmente inaugurar un sistema gubernamental democrático y laico, con respeto a la voluntad popular, con adhesión real a la defensa de los Derechos Humanos y por sobre todo, sin exportar su violencia y dictadura teocrática.
Quienes desean en Irán que su país esté dentro de la esfera democrática y respetuosa también del Derecho Internacional, han logrado que más de cuatro mil parlamentarios de diversas partes de nuestro globo terráqueo, respalden las tareas para que se produzca el cambio. También 130 líderes y ex gobernantes de diversidad de países han suscrito el respaldo al deseado cambio en Irán, a lo que se han sumado por lo menos 80 premios Nobel, todos abogando por la libre determinación de los ciudadanos iraníes.
En diversos parlamentos del universo ya hay apoyo para los cambios de Irán, al percibir su peligro expansionista en violencia y dictadura. Como ejemplo ya se tiene el pronunciamiento de la Comisión de Asuntos Exteriores del Senado de España y, 152 miembros de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos copatrocinaron una resolución en apoyo del movimiento por la democracia en Irán.
El Perú y los demás países de nuestro hemisferio, tenemos que estar muy atentos a lo que sucede en Irán, pues hasta ahora su vocación violentista, arrogante, perturbadora de la paz mundial e irrespetuosa con los compromisos internacionales, son un gravísimo peligro para la paz del continente. No podemos estar inermes sino absolutamente cautelosos con su indebido intervencionismo muy ligado a los movimientos antisociales en nuestra área latinoamericana.
Si somos contrarios a las acciones del actual Irán, tenemos también que respaldar la inauguración de un nuevo régimen que respete todo en lo que creemos en el actual mundo libre.