Una vista de Georgetown la capital de Guyana. Con un alto crecimiento económico, favorecido por el boom de producción petrolera que experimenta, ese país destaca como la excepción en un panorama de crecimiento muy modesto en las cifras del producto interno bruto para la región latinoamericana y caribeña. Imagen: BID
SANTIAGO (Por Corresponsal de IPS) La región cerrará 2023 con un crecimiento económico bajo, de apenas 2,2 por ciento, y la desaceleración marcará su desempeño el año el año próximo, indicó la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), al entregar este jueves 14 su último informe anual.
Para 2024 se prevé un crecimiento de 1,9 %, “lo que significará una desaceleración en la creación de empleo y la persistencia de la informalidad y de las brechas de género, entre otros efectos”, dijo al presentar el informe en la capital chilena el secretario ejecutivo de la Cepal, José Manual Salazar-Xirinachs.
La heterogeneidad marca ese desempeño, pues este año América del Sur crece apenas 1.5 % (3,8 % en 2022), América Central y México 3,5% (4,1 % el año pasado), y el Caribe (sin incluir Guyana), crece 3,4% (6,4 % en 2022).
El PIB de Guyana creció 39,2 % en 2023, y seguirá con 28,9 % en 2024. A gran distancia le siguen países caribeños como Antigua y Barbuda (8,5 %), San Vicente y las Granadinas (5,9%), Panamá con 6,1 %, y Paraguay con 4,5 %.
En las economías más grandes de la región se observa un crecimiento de tres por ciento en Brasil, 3,6 % en México, de apenas 0,9 % en Colombia, de 0,1 % en Chile y un decremento, de -2,5 %, en Argentina.
Para 2024 se espera que la región mantenga ese modesto crecimiento, con previsiones de que América del Sur crecerá 1,4 %, América Central y México 2,7 %, y el Caribe 2,6%, nuevamente sin incluir Guyana, cuyo producto interno bruto (PIB) se ha disparado en los últimos años con un boom de producción petrolera.
En su Balance Preliminar 2023, la Cepal sostiene que estas proyecciones reflejan, por una parte, el bajo dinamismo del crecimiento económico y comercio global lo que se traduce en un limitado impulso desde la economía mundial.
Acontecimientos internacionales de los últimos años, como la pandemia covid-19 y la guerra en Ucrania tras la invasión rusa, han resultado adversos y, con la excepción de los bienes energéticos, los precios de las materias primas –que América Latina exporta- han mantenido durante 2023 tendencia a la baja.
Aunque la inflación ha disminuido, las tasas de interés de las principales economías desarrolladas no se han reducido, por lo que los costos de financiamiento se han mantenido en niveles elevados durante todo 2023 y se espera que continúen así durante los próximos años.
Por otra parte, el bajo crecimiento también responde al limitado espacio interno de la política fiscal y monetaria, que enfrentan los países de la región, y la Cepal resalta que los niveles de deuda pública, si bien se han reducido, son aún elevados, lo que, sumado al aumento del costo del financiamiento, restringe el espacio fiscal.
En 2023 se espera que la inflación media de la región termine el año en 3,8 %, muy inferior al 8,2 % anotado en 2022. En 2024 la caída continuará, y se prevé que la media de la tasa de inflación regional será de 3,2 %.
Los países más castigados por la inflación, anualizada y medida en septiembre, han sido Venezuela (317 %), Argentina (138 %), Suriname (51 %), Cuba (38 %) y Haití (32 %). Los mejores números están en Costa Rica, con deflación de -2,2 %, Guyana (1,0 %), Ecuador y Granada (2,2 %), y Bahamas y Panamá (2,3 %).
Al finalizar este año, el número de personas ocupadas habrá crecido 1,4 %, lo que supone una reducción de cuatro puntos porcentuales con respecto al 5,4 % registrado en 2022. Esta menor creación de empleo se extenderá en 2024, cuando se proyecta que el número de ocupados crecerá solo uno por ciento.
Para salir de la trampa de bajo crecimiento “es necesario escalar las políticas de desarrollo productivo con mirada en sectores estratégicos dinamizadores, impulsar políticas para promover la inversión pública y privada, y adecuar el marco de financiamiento para potenciar la movilización de recursos”, dijo Salazar-Xirinachs.
De igual forma, la Cepal aboga por políticas que permitan una mayor inclusión y la reducción de las grandes desigualdades que caracterizan a la región, destacando las de género.
La brecha de participación laboral, medido el porcentaje de población económicamente activa que está trabajando o busca empleo, llega a 22,3 puntos porcentuales, pues la tasa de participación de los hombres es de 74,1 % y la de mujeres de 51,8 %.
La Cepal también señala que son necesarias reformas a la arquitectura financiera y tributaria internacional para acompañar a los países latinoamericanos y caribeños en el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), mediante la movilización de recursos hacia la región.