El alcalde de Lima retrasa su retiro temporal y vuelve a encender rumores sobre su candidatura presidencial, entre retiros espirituales, contradicciones y guiños a Bukele.
Rafael López Aliaga vuelve a mover el tablero político. Esta vez, no por una obra o una medida de gestión, sino por su indecisión frente a un tema clave: su salida temporal de la Alcaldía de Lima para evaluar una eventual candidatura presidencial en 2026. Lo que antes iba a ocurrir en octubre, ahora podría suceder entre julio y agosto. O no. Todo depende —según sus propias palabras— de lo que le diga Dios.
“Sé que van a tomarme el pelo por esto (…), pero es la verdad. Hago un retiro, trato de captar la voluntad de Dios”, declaró el alcalde en una entrevista con RPP, defendiendo que su decisión requiere «dos días» de reflexión espiritual. Afirmó que está en un proceso de escucha divina antes de definir si deja la Municipalidad de Lima para postular nuevamente al sillón presidencial.
No es la primera vez que López Aliaga habla de una posible renuncia. En Bethel Radio dijo que el clamor para que postule “es recurrente”, pero que quiere “dejar obras avanzadas” antes de tomar una decisión definitiva. Aunque dejó claro que, por ley, si pretende postular a la Presidencia, debe dejar el cargo antes de abril de 2026.
El líder de Renovación Popular también explicó por qué antes había negado tajantemente esa posibilidad: no quería repetir el caso de George Forsyth, quien renunció a la alcaldía de La Victoria para postular sin éxito en 2021. “Yo dije ‘ni hablar’”, expresó. Pero ahora todo ha cambiado. Otra vez.
La figura de López Aliaga sigue marcada por la polémica. Con un 42 % de aprobación, según Datum, mantiene su personaje de ‘Porky’, con el que en 2021 quedó tercero en la primera vuelta con un discurso basado en desinformación, ataques a minorías y teorías conspirativas.
Guiño internacional y pedido a Bukele
Mientras en Lima no se resuelve su futuro político, el alcalde aprovecha sus contactos internacionales. Esta semana firmó un acuerdo de cooperación con el alcalde de San Salvador Centro, Mario Durán Gavidia, y aprovechó el acto para solicitar públicamente ayuda al presidente salvadoreño Nayib Bukele ante la crisis de criminalidad en Perú.
“Es una virtud la humildad, pedir ayuda a un país que tiene una proyección total con base en decisiones inteligentes y oportunas”, afirmó. Sin embargo, también retiró su propuesta de trasladar a 5.000 reos peruanos al CECOT, la megacárcel salvadoreña que alberga, desde marzo, a migrantes deportados acusados de pertenecer al Tren de Aragua.
Mientras decide si abandona la alcaldía, López Aliaga mezcla religión, cálculo electoral y estrategia mediática. Lo único claro es que la incertidumbre le resulta útil.