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España revienta una “banca criminal” que lavaba millones para el tráfico de personas y drogas

La red, considerada la más poderosa del mundo en su tipo, operaba al margen de los bancos usando el sistema hawala. Tenía ramificaciones en Europa y vínculos con mafias árabes y chinas.

Una operación policial sin precedentes ha sacudido a Europa: la Policía Nacional de España desarticuló la mayor banca clandestina del mundo, una red criminal que operaba fuera del sistema financiero tradicional y sostenía económicamente redes de tráfico de personas y drogas. El golpe fue coordinado con EUROPOL y EUROJUST, y dejó un saldo de 17 detenidos, 15 de ellos en prisión, más 13 allanamientos simultáneos en España y Bélgica, y más de 5 millones de euros en operaciones comprobadas en apenas tres meses.

La red, según la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF), funcionaba bajo el sistema “hawala”, un mecanismo informal de transferencia de dinero que esquiva por completo el control bancario y es usado por grupos criminales internacionales. Publicitaban sus servicios en redes sociales y manejaban millones en efectivo, criptomonedas, relojes de lujo, vehículos y joyas, camuflados como una empresa legal.

La organización estaba estructurada en dos ramas perfectamente coordinadas. Por un lado, una red de ciudadanos de origen árabe, encargada de recibir el dinero desde distintas partes del mundo y redistribuirlo en España, reinvirtiendo las ganancias en tráfico humano. Por el otro, ciudadanos chinos radicados en Madrid, quienes facilitaban el efectivo y actuaban como “mulas”, trasladando el dinero escondido en vehículos hacia los clientes finales.

Uno de los cabecillas actuaba como hawaladar, llevando la contabilidad paralela del dinero en una “caja negra” desde donde designaba a los coordinadores locales. En total, se identificaron 32 operaciones ilícitas por más de 5,5 millones de euros, aunque en una sola dirección se detectaron movimientos por más de 21 millones de dólares en poco más de un año.

El operativo final se ejecutó en enero, pero se mantuvo en secreto hasta ahora. Participaron más de 250 agentes, quienes ejecutaron registros simultáneos en Madrid, Valencia, Málaga, Almería, Cádiz y Amberes (Bélgica). La magnitud del caso ha encendido alertas en toda Europa.

En el Perú, donde el uso de métodos como el hawala no es común pero el lavado de activos sigue siendo una amenaza creciente, esta operación internacional abre interrogantes sobre posibles conexiones locales y el rol de estas redes globales en el financiamiento del crimen organizado.

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