Los restos del pequeño Misael, de solo 6 años, fueron hallados esparcidos en el bosque. Su madre denunció una caída, pero el conviviente desapareció y quemó evidencias.
Un espeluznante hallazgo ha sacudido a Satipo, en la región Junín. Tras más de 20 días de búsqueda, los restos óseos del niño Misael, de apenas 6 años, fueron encontrados dispersos en una zona boscosa del centro poblado Viña del Mar, en el distrito de Mazamari. El caso, inicialmente tratado como una desaparición accidental, ha tomado un giro oscuro que apunta a un posible crimen.
La madre del menor, Arali Liz Cotera, había reportado que su hijo cayó por una pendiente durante una caminata. Sin embargo, la investigación cambió de rumbo tras la repentina desaparición de su conviviente, quien se convirtió en el principal sospechoso. En la propiedad del hombre fueron halladas unas zapatillas quemadas que pertenecerían al niño, lo que incrementó las sospechas de un encubrimiento deliberado.
Agentes de la Policía Nacional del Perú, junto a representantes del Ministerio Público y un médico legista, llegaron al lugar del hallazgo. Los restos —esparcidos en diferentes puntos del bosque— serán analizados por un antropólogo forense para determinar la causa exacta de la muerte y si hubo participación de terceros.
La comunidad exige justicia por Misael, mientras las autoridades intensifican la búsqueda del principal sospechoso. Este caso ha reabierto el debate sobre la protección a la infancia en zonas vulnerables y la necesidad urgente de respuestas rápidas ante desapariciones de menores en el Perú.