Durante la juramentación de los nuevos ministros, Gustavo Adrianzén fue públicamente ignorado por sus colegas en Palacio. Nadie lo saludó. Nadie lo defendió.
El último acto de Gustavo Adrianzén como presidente del Consejo de Ministros terminó en vergüenza nacional. En plena ceremonia de juramentación de los nuevos titulares del MEF, MTC e Interior, y a pocas horas de su renuncia forzada, Adrianzén fue dejado con la mano extendida por sus propios ministros. El desplante, registrado por las cámaras de TV Perú, no solo evidenció el aislamiento del entonces premier, sino también el deterioro total del Gabinete de Dina Boluarte.
Mientras Raúl Pérez Reyes recibía saludos efusivos como nuevo ministro de Economía, Adrianzén intentó participar del momento. Extendió la mano con gesto cordial… y nadie respondió. Solo el silencio y la indiferencia de sus colegas lo acompañaron. Incómodo, disimuló señalando al exministro Julio Zulueta dónde ubicarse para la fotografía oficial, pero el daño ya estaba hecho. Las imágenes no tardaron en viralizarse en redes sociales, donde los usuarios interpretaron el gesto como un símbolo claro: en Palacio ya lo habían abandonado.
La propia Dina Boluarte, al centro del estrado, no reaccionó. Seria y distante, miró hacia el frente mientras su primer ministro era humillado en vivo. Horas más tarde, Adrianzén presentó su renuncia para evitar la censura inminente del Congreso, en una jornada que confirmó lo que muchos ya sabían: el Gabinete está fracturado, y el poder de Boluarte cada vez más erosionado.