Por Christian Galdames, gerente de Postventa en Grupo Socopur
Tener una moto es sinónimo de independencia. Es rápida, ahorra combustible y te lleva a donde quieras sin complicaciones. Pero, como todo vehículo, necesita cuidados. Y no hablamos de cuando ya suena raro o no enciende, sino de lo que se llama mantenimiento preventivo, que es la forma más inteligente de asegurarte que tu moto esté siempre lista para la ruta.
¿Qué es el mantenimiento preventivo?
Básicamente, consiste en revisar tu moto con frecuencia para garantizar el funcionamiento según las condiciones de diseño. Es como ir al médico sin necesidad de estar enfermo: más vale prevenir que lamentar. Revisar aspectos como el aceite, los frenos o la cadena, no solo alarga la vida de la moto, sino que también cuida tu seguridad y evita gastos grandes en el futuro.
Aunque muchas personas esperan a que su moto “les avise” con algún ruido extraño o problema, lo ideal es no llegar a ese punto. Si haces el mantenimiento preventivo recomendado por el fabricante, junto con las recomendaciones detalladas en el manual de usuario —dependiendo del tipo de moto, el terreno donde circulas y cuánto la usas— puedes disfrutar de un vehículo confiable por muchos años.
El mantenimiento no solo previene sino que también permite anticipar algún tipo de falla que puede estar en progreso, ya sea por factores externos como internos.
Consejos de los expertos
Con 46 años de experiencia en el mercado peruano, el Grupo Socopur, distribuidor oficial de marcas reconocidas y referente en el rubro de motos, repuestos, lubricantes y accesorios, recalca la importancia de seguir las indicaciones del manual de mantenimiento de cada motocicleta, el cual ya ha sido revisado y adaptado por los especialistas del grupo a la realidad del país. En Perú, no es lo mismo conducir por la costa, que por la sierra o la selva. Cada región tiene características que afectan de forma distinta a la motocicleta:
En la costa, por ejemplo, el aire salino y el polvo fino pueden provocar corrosión en las partes metálicas y un mayor desgaste en los sistemas de freno y cadena. Por eso, es clave limpiar la moto con frecuencia, lubricar bien la cadena y revisar los frenos con más regularidad.
En la sierra, donde hay cambios de temperatura, alturas elevadas y terrenos irregulares, el motor trabaja con menos oxígeno. Esto puede afectar el rendimiento, especialmente en motos carburadas. Además, los frenos y la suspensión sufren más por las subidas y bajadas constantes.
En la selva, el calor, la humedad y las lluvias constantes pueden deteriorar más rápido los componentes eléctricos, la batería y los filtros. Aquí es crucial revisar seguido el filtro de aire, mantener el sistema eléctrico seco y usar lubricantes que soporten altas temperaturas.
En términos generales, los técnicos de Grupo Socopur recomiendan siempre cumplir con el plan de mantenimiento preventivo, que considera inspecciones diferentes en función al kilometraje recorrido, que también toma en cuenta las condiciones climáticas que ya hemos mencionado. Si bien se incluyen en estas inspecciones el uso de aceite recomendado por el fabricante y la revisión de los filtros, también se incluyen otros aspectos, lo que hace de suma importancia este trabajo que podría ser considerado como fácil de hacer. Adicionalmente, los usuarios de motocicleta deben considerar las tareas diarias que se encuentran en el manual de usuario, que complementan el trabajo en los mantenimientos e incrementan la seguridad.
¿Cada cuánto se debe hacer el mantenimiento?
En promedio, si tu moto es de baja cilindrada (hasta 200 cc), lo recomendable es hacerle servicio cada 2,000 a 3,000 kilómetros. Las motos más grandes, de alta cilindrada, pueden hacerlo cada 5,000 a 6,000 km. Las scooters automáticas, de uso frecuente en la ciudad, pueden requerir revisiones incluso más seguidas, sobre todo por el desgaste de la correa de transmisión. En todos los casos, es importante seguir el manual de cada fabricante y modelo de motocicleta para alargar su vida útil al máximo.
¿Qué se revisa en cada mantenimiento?
Uno de los puntos principales es el aceite del motor, que lubrica las piezas internas y evita el desgaste. Las motos pequeñas necesitan cambios más seguidos, mientras que las de mayor cilindrada pueden alargar un poco más el intervalo. Las scooters también lo requieren, aunque no tengan caja de cambios.
En el sistema de encendido, es vital revisar las bujías. En las motos carburadas —más tradicionales— se recomienda limpiar periódicamente el carburador, ya que, al igual que las motos inyectadas, también es sensible a la calidad del combustible. Si bien las motos con inyección electrónica, que son más modernas, tienen elementos de prevención ante la presencia de un combustible de baja calidad, requieren que su sistema eléctrico esté siempre en buen estado. Si hablamos de la parte eléctrica, además de cables y conectores, una batería en mal estado puede dejarte varado sin previo aviso.
La cadena de transmisión es otra parte clave. En motos con caja de cambios (carburadas o inyectadas), hay que limpiarla y lubricarla seguido, especialmente si transitas por zonas con tierra o barro. Las scooters no tienen cadena, sino una correa que debe ser revisada por desgaste cada 10,000 a 15,000 km.
No hay que olvidar los frenos ni las llantas. En ciudad o carretera, tener buenos frenos puede marcar la diferencia en una emergencia. Y las llantas deben tener la presión correcta y un dibujo en buen estado para evitar derrapes, más aún si te movilizas en zonas lluviosas o con caminos de tierra.
En resumen…
No importa si tu moto es automática, carburada o inyectada; si es una moto de baja cilindrada para trabajar o una de alta gama para viajes largos. Todas requieren cuidados periódicos. El mantenimiento preventivo no es un lujo, es una necesidad.
Con el respaldo de su trayectoria, Grupo Socopur recomienda nunca dejar pasar una revisión periódica ejecutada por profesionales. La disciplina en el cuidado de tu moto puede evitarte reparaciones costosas, accidentes o incluso la pérdida temporal o permanente de movilidad.
Así que, si ya pasaron unos miles de kilómetros y no has llevado tu moto al taller, este puede ser el mejor momento para hacerlo. Tu moto, y tú, lo van a agradecer en cada kilómetro de camino.