Solo se construyen formalmente 60 mil viviendas al año, mientras que la demanda supera las 160 mil unidades.
Durante el último Informe Económico de la Construcción (IEC), la Cámara Peruana de la Construcción (CAPECO) señaló que el 2025 podría ser un año clave para la vivienda social, siempre que los cambios normativos se orienten en el sentido correcto. En ese marco, el director ejecutivo del gremio, Guido Valdivia, cuestionó la reciente tendencia a diferenciar entre “vivienda social” y “vivienda realmente social”, advirtiendo que esta distinción no solo es confusa, sino que podría excluir a amplios sectores con capacidad de pago limitada pero suficiente para acceder a soluciones habitacionales con apoyo estatal.
“El sector pobre no extremo representa una mayoría significativa de la población que sí tiene capacidad de pago pero con un subsidio y crédito en condiciones adecuadas”, señaló.
Valdivia destacó que históricamente los programas de vivienda social en el Perú, como San Felipe o el proyecto Nicolás de Piérola en Arequipa, han logrado integrar exitosamente a la clase media en entornos de calidad. “Hoy esas viviendas valen 100 mil dólares.
Asimismo, hizo un llamado a no ignorar las limitaciones estructurales que impiden una mayor producción de viviendas: la falta de habilitación urbana en terrenos del Estado, la ausencia de zonificación en áreas de expansión, el atraso de los planes urbanos, el descuido en la gestión del suelo estatal y las limitaciones para utilizar el suelo de comunidades campesinas.
En ese contexto, el informe también evidencia que solo se construyen formalmente 60 mil viviendas al año, mientras que la demanda supera las 160 mil unidades. Valdivia alertó que si no se usan de manera eficiente y progresiva los recursos, no habrá forma de cerrar esa brecha”.
El ingeniero también criticó la desnaturalización de programas como el Mejoramiento Integral de Barrios, que originalmente planteaban intervenciones integrales, pero han sido reducidos a obras aisladas sin impacto duradero.
Respecto al acceso al agua, consideró inaceptable que se siga permitiendo el crecimiento informal sin planificación. “No se puede seguir con la lógica de invadir primero y poner agua después. Hay que anticiparse con infraestructura y gestión eficiente”, subrayó.
Lamentó también la falta de innovación en el sector construcción. Señaló que SENCICO, entidad encargada de la investigación en la construcción, “no está cumpliendo su rol”, pese a tener más de 300 millones de soles acumulados sin ejecución.
¿Qué hace falta para superar las limitaciones en la vivienda social?
- Modificar la Ley de Desarrollo Urbano Sostenible para incorporar un operador público de suelo y promover zonas prioritarias, asegurando recursos estatales para agua.
- Modernizar el modelo de las empresas prestadoras de servicio y sincerar las tarifas del agua con subsidios focalizados.
- Hacer obligatoria la digitalización de licencias de construcción.
- Fortalecer el rol del Ministerio de Vivienda en la planificación urbana.
- Aprobar la modernización del SENCICO, cambiando su modelo de gestión, fortaleciendo su naturaleza tripartita.