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Semana Santa o laxa

Por Antero Flores-Araoz

Los que profesamos el cristianismo, en cualquiera de sus diferentes credos religiosos, tenemos en la llamada “Semana Santa” días de recogimiento, reflexión y oración, al recordar la vida, pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo, precedida por el denominado “Tiempo de Cuaresma”, llegar al Domingo de Ramos, para concluir con el domingo o la Pascua de Resurrección de Jesús.

Desde antiguo se recorría durante el jueves santo las llamadas “estaciones” en diversas iglesias, conmemorando las paradas del Cristo Redentor, hasta llegar al lugar de su crucifixión. El viernes santo se escuchaba y meditaba con el “Sermón de las tres horas” y el sábado hasta llegar al Domingo Pascual, se seguían visitando las basílicas, iglesias y capillas.

Antiguamente en esos días las damas estaban con vestimenta de riguroso luto y con mantilla, y los hombres con traje negro y, si es que no lo tenían, con un brazalete del mismo color o un cintillo asimismo negro en la solapa del saco.  Está costumbre aún subsiste en muchas ciudades del Ande Peruano.

La música que se escuchaba en las radios, era músicas sacra o también música clásica y, en los primeros lustros de la televisión solo se veían las películas vinculadas con la vida de Jesús y los santos, o algunas vinculadas con la Historia de aquellas épocas, lo que también era costumbre en las salas cinematográficas.

Con el correr de los tiempos todo ello se fue liberalizando, por llamarlo en alguna forma, hasta llegar a nuestros días en que poco se conserva de ésas tradiciones, lo que puede ser entendible, pero lo que no lo es, es la falta de respeto de muchas personas a quienes siguen con las usanzas de antaño en la Semana Santa, o simplemente sin las formales vestimentas de épocas pasadas, pero con las actividades religiosas que marcan la espiritual Semana Santa.

Si estamos en un país que mayoritariamente somos cristianos, lo menos que se puede exigir a quienes no lo son, o quienes siéndolo no son practicantes, es que nos respeten y guarden por lo menos la compostura, sin festejos mundanos con música bailable a altísimos decibeles.  Como dice antiguo aforismo “Respetos guardan respetos”.

Esos sujetos a los que nos referimos, si estuviesen en un país musulmán, no se atreverían a hacer lo que en Semana Santa practican en días del Ramadán.

Si desean jolgorio, bien pueden esperar al Domingo de Pascua, que es alegría por la resurrección del Señor, pero no nos incordien los días precedentes, a quienes queremos cumplir con los preceptos y celebraciones religiosas.

Valga la ocasión, para tratar sobre otro atentado, no solo contra el buen gusto, sino también contra la tranquilidad de quienes veranean en nuestros balnearios, en que recorren en sus malecones personas que son visitantes y llevan sus radios o celulares con música a todo volumen que perturba la tranquilidad y sosiego de residentes y veraneantes que ansían vivir en paz.   Si quieren los visitantes escuchar música, que lo hagan con baja intensidad o con auriculares, para no perturbar a todo el vecindario.

La lectura del Manual de Carreño debería ser obligación escolar. 

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