La presidenta Dina Boluarte ha generado controversia al afirmar que está considerando aplicar la pena de muerte ante la creciente ola de atentados en Perú. Su declaración, acompañada de críticas a opositores, pone sobre la mesa un tema sensible en la política nacional.
La presidenta Dina Boluarte se pronunció este lunes tras una serie de atentados que han sacudido al país, dejando una profunda conmoción entre los peruanos. Ante la creciente ola de violencia, la mandataria envió una advertencia clara a los responsables de estos crímenes: “Estoy pensando seriamente en la pena de muerte” para aquellos involucrados en asesinatos y delitos de extorsión. En un discurso contundente, Boluarte afirmó: “Ningún sicario, ningún extorsionador podrá manchar de sangre a familias que quieren a sus hijos, a emprendedoras, a emprendedores que con justo esfuerzo se labran el futuro”.
Sin embargo, el pronunciamiento de Boluarte no se limitó solo a la violencia en el país, sino que también tocó temas de su propia gestión. En medio de acusaciones que la vinculan con actos de corrupción, la presidenta aseguró que “pueden inventarme todo lo que quieran, pero nunca acusarme de recibir coimas”, haciendo referencia a las recientes denuncias en su contra.
El comentario se dio durante la ceremonia de inicio del año escolar 2025 en la I.E. 3049 Imperio del Tahuantinsuyo, en el distrito de Independencia. En su intervención, Boluarte subrayó que la seguridad de los niños es una prioridad para su gobierno, reafirmando su compromiso de fortalecer la seguridad en las escuelas. “Nada ni nadie debe afectar la tranquilidad de nuestros niños y de nuestras niñas”, concluyó, anunciando medidas adicionales junto a las autoridades locales para reforzar la seguridad externa en los colegios.
Este enfoque radical sobre la pena de muerte ha desatado un intenso debate sobre su viabilidad y las implicaciones legales y éticas de tal medida en el contexto peruano.