En un país con abundantes recursos naturales como Perú, la debilidad en el capital humano y la alta informalidad laboral continúan siendo obstáculos significativos para el desarrollo económico y la reducción de la pobreza. Un estudio del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) indica que la situación de los jóvenes peruanos es especialmente preocupante: el 75% no accede a la educación superior, y cada año, 460 mil jóvenes egresan de la educación secundaria sin perspectivas claras de empleo formal o educación continua. Además, un millón y medio de jóvenes, conocidos como «ninis» (ni trabajan ni estudian), agravan el panorama laboral y social del país.
Un informe reciente de la Encuesta Permanente de Empleo (EPEM) reveló que 411 mil jóvenes se han incorporado al mercado laboral formal. Sin embargo, la empleabilidad sigue siendo un desafío complejo. Natalia Cuglievan, líder de empleabilidad y colocación laboral de Zegel, destaca: “Es fundamental invertir en el desarrollo de habilidades técnicas y profesionales que respondan a las demandas del mercado. Solo así podremos mejorar las oportunidades laborales para los jóvenes y contribuir a la reducción de la pobreza”.
La falta de alineación entre la oferta educativa y la demanda del mercado laboral es otra barrera significativa. Siete de cada diez jóvenes eligen carreras que no tienen alta demanda, lo que reduce sus posibilidades de empleabilidad y estabilidad económica. Daniel Maurate, ministro de Trabajo y Promoción del Empleo, comentó: “En las carreras técnicas muchas veces se gana tres veces más que en una universitaria”. Esta afirmación subraya la necesidad de revalorizar y promover la educación técnica como una vía viable y prometedora para los jóvenes peruanos.
El Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) y el EPEM informan que la empleabilidad en el sector formal creció un 2.3% en el primer trimestre de 2024. A pesar de este progreso, la informalidad sigue siendo alta y representa una amenaza para la estabilidad y el desarrollo económico del país. Milagros Torres añade: “Es necesario fortalecer las políticas públicas y los programas de formación técnica para que los jóvenes puedan acceder a empleos formales y bien remunerados”.
Natalia Cuglievan, líder de empleabilidad y colocación laboral de Zegel, enfatiza: «Nuestro compromiso es acompañar a los jóvenes en su transición al mundo laboral. A través de alianzas estratégicas con empresas y programas de empleabilidad, buscamos garantizar que nuestros egresados no solo encuentren empleo, sino que también desarrollen carreras exitosas». Cuglievan añade que la orientación y el soporte continuo son esenciales para que los jóvenes puedan adaptarse a las demandas del mercado y construir un futuro sostenible.
En conclusión, para salir de la pobreza, es imprescindible abordar la debilidad en el capital humano y reducir la informalidad laboral en Perú. Fomentar la educación técnica y profesional, alineada con las demandas del mercado, puede transformar la vida de miles de jóvenes y, a largo plazo, contribuir significativamente al desarrollo económico del país. La inversión en la educación y la formación de los jóvenes no solo es una estrategia para mejorar la empleabilidad, sino también una herramienta poderosa para construir un futuro más próspero y equitativo para todos los peruanos.