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AI clama por un acuerdo para abandonar los combustibles fósiles

Activistas de Amnistía Internacional durante una marcha en reclamo de más acción contra el cambio climático. La próxima conferencia de las Naciones Unidas sobre la materia, en diciembre en Dubái, debería adoptar un plan para la eliminación progresiva de la producción y uso de los combustibles fósiles, según la organización. Imagen: Romy Arroyo / AI

LONDRES (Por Corresponsal de IPS)  Amnistía Internacional (AI) lanzó este lunes 13 un nuevo llamado para que, el próximo diciembre, la 28 Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático adopte un acuerdo que permita abandonar gradualmente los combustibles fósiles.

Los combustibles fósiles “están poniendo en peligro nuestro futuro, ya que están causando estragos en el clima global y generando una crisis de derechos humanos de
magnitud sin precedentes”, expuso Candy Ofime, asesora sobre justicia climática en de la organización humanitaria basada en esta capital.

La declaración de AI señala que “un acuerdo en la cumbre de la COP28 para poner fin a la producción y al uso de combustibles fósiles es vital para evitar una catástrofe
climática global y que no se agrave una crisis de derechos humanos sin precedentes que amenaza los derechos de miles de millones de personas”.

La COP28 se reunirá en Dubái, Emiratos Árabes Unidos, del 30 de noviembre al 12 de diciembre, con representaciones esperadas de 197 países, para hacer un balance y
adoptar decisiones sobre 16 materias relacionadas con el cambio climático.

En apoyo a sus llamados, AI elaboró un informe titulado “Combustibles letales”, que junto a la eliminación “de forma completa, equitativa, rápida y financiada, de los
combustibles fósiles” pide “una transición a energías renovables compatible con los derechos humanos y que facilite el acceso de todo el mundo a la energía”

El documento advierte que “si se sigue adelante con nuevos proyectos de combustibles fósiles, no lograremos limitar el calentamiento global a 1,5 grados
centígrados y evitar daños climáticos catastróficos”.

El Acuerdo de París de 2015, suscrito por todas las Partes de las negociaciones climáticas, planteó como meta limitar las emisiones de gases de efecto invernadero –como el dióxido de carbono (CO2) de los combustibles fósiles- de modo que la temperatura media del planeta hacia 2050 no aumente más de 1,5 grados Celsius en relación a la de la era preindustrial.

Ofime dijo que “la celebración de la COP28 es la ocasión para que los Estados acuerden ir más allá de los combustibles fósiles y dejen atrás su vergonzoso historial
de daños climáticos y abusos contra los derechos humanos”.

Un reciente estudio divulgado por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad) alertó de que los Estados tienen entre sus planes
duplicar de aquí a 2030 la producción de petróleo, gas y carbón.

El informe de AI destaca que 20 grandes compañías productoras de combustibles fósiles son responsables de 35 % de la producción mundial de CO2.

Menciona a Aramco (Arabia Saudí), Chevron, ExxonMobil, Peabody, ConocoPhillips (Estados Unidos), Gazprom (Rusia), BP y Shell (Reino Unido y Países Bajos), Nioc (Irán), Coal India (India), Pemex (México), Pdvsa (Venezuela), PetroChina (China) y Adnoc (Emiratos Árabes Unidos).

También a KPC (Kuwait), Inoc (Iraq), Total (Francia), Sonatrach (Argelia), BHP Billion (Australia) y Petrobras (Brasil).

Subraya el informe que la acumulación de gases de efecto invernadero en la atmósfera, en particular de CO2, es la causa principal del calentamiento global, que
está incrementando la frecuencia y la intensidad de los fenómenos meteorológicos extremos, como tormentas, sequías e inundaciones.

Esa situación provoca pérdida de vidas, daños a bienes e infraestructuras, destrucción de medios de sustento, alteración de ecosistemas y disminución de la biodiversidad,
cosechas perdidas, escasez de alimentos, conflictos y desplazamientos de población, con una amplia variedad de abusos contra los derechos humanos.

La contaminación del aire directamente relacionada con la quema de combustibles fósiles contribuyó a la muerte de 1,2 millones de personas en 2020, se destacó.

En otro ejemplo, recordó que AI “lleva decenios documentando vertidos de petróleo y los perjuicios resultantes que sufren las comunidades del delta del Níger, donde
Shell y otras empresas han socavado sus derechos humanos a un nivel de vida adecuado, a agua potable y a la salud, y les han negado reparación efectiva”.

Los pueblos indígenas se ven desproporcionadamente afectados porque la mayoría de los recursos de combustibles fósiles que quedan en el planeta se encuentran bajo
sus tierras ancestrales, recuerda el informe.

“Por ejemplo, las comunidades adivasis afectadas por la minería de carbón en la India rara vez son consultadas antes de que sus tierras sean adquiridas, sus
ecosistemas diezmados, y sus medios de vida puestos en peligro”, apunta el informe. Sostiene que las empresas del sector de los combustibles fósiles han financiado a
grupos consultivos para que redacten y propongan legislación para reprimir o criminalizar a quienes se manifiestan en favor del clima y el medio ambiente.

Muchas empresas del sector “tratan de influir en la opinión pública a través del ´maquillaje verde´ y la desinformación, evaden la regulación captando apoyos de
legisladores y reguladores, e influyen en foros multilaterales como las COP, que pueden retrasar las acciones de los Estados a la hora de abordar la crisis climática”.

El informe recomienda que todos los recursos de combustibles fósiles actualmente sin explotar permanezcan para siempre bajo tierra.

Plantea que los países del Grupo de los 20 (G20, economías industrializadas y emergentes), grandes emisores de gases de efecto invernadero, así como Estados de
elevados ingresos productores de combustibles fósiles, deben ponerse a la cabeza del proceso, deteniendo la expansión de la producción de petróleo, gas y carbón.

“Los demás países deberán seguir después su ejemplo. Además, debe reducirse significativamente la extracción de combustibles fósiles con fines no energéticos, por
ejemplo, para la fabricación de plásticos”, agrega el documento de AI.

Concluye con que los países desarrollados, “históricamente los mayores emisores de gases de efecto invernadero”, deben proporcionar financiación climática adecuada a
los países en desarrollo para “una eliminación gradual, equitativa y compatible con los derechos humanos de la producción de combustibles fósiles en todo el mundo”.

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