Este es un artículo de opinión de Mario Lubetkin, subdirector general y representante regional de la FAO para América Latina y el Caribe.
En América Latina y el Caribe, la prevalencia del hambre afectó en 2022 a 6,5 % de la población, equivalente a 43,2 millones de personas. Imagen: FAO
SANTIAGO (Por Mario Lubetkin / IPS) Las cifras publicadas por el último informe Panorama de la seguridad alimentaria y la nutrición 2023 son motivo de gran preocupación. El documento es claro: el hambre todavía afecta significativamente a América Latina y el Caribe.
Las razones son múltiples: las consecuencias postpandemia, los conflictos armados, la crisis climática, la desaceleración económica, el aumento de la inflación alimentaria y la desigualdad de ingresos han generado un escenario difícil, que requiere medidas inmediatas.
Nuestra región tiene una oportunidad que no debemos desaprovechar. Solo con estabilidad y paz es posible lograr el desarrollo y resolver los actuales desafíos de inseguridad alimentaria.
De acuerdo al Panorama 2023, aunque América Latina y el Caribe registra una ligera mejora de 0,5 % en comparación con mediciones anteriores, es esencial recordar que, a pesar de este avance, todavía estamos 0,9 puntos porcentuales por encima de los registros de 2019, previo a la llegada de la covid-19.
El autor, Mario Lubetkin. Foto: FAO
Estas cifras, además, no representan una situación uniforme en toda la región.
En Sudamérica, hemos observado una reducción de 3,5 millones de personas que padecen hambre entre 2021 y 2022, pero aún hay seis millones de personas subalimentadas adicionales en comparación con el período precovid-19. En Mesoamérica, la prevalencia del hambre apenas ha variado, afectando a 9,1 millones de personas en 2022, lo que representa 5,1 %.
La situación es preocupante en el Caribe, donde 7,2 millones de personas experimentaron hambre en 2022, con una alarmante prevalencia de 16,3 %. Entre 2021 y 2022, el número aumentó en 700 000 personas, y en comparación con 2019, el incremento fue de un millón de personas, siendo Haití uno de los países más afectados.
Mientras las cifras de hambre continúan preocupándonos, el sobrepeso en niños y niñas menores de cinco años continúa en aumento, superando la estimación a nivel mundial y un cuarto de la población adulta vive con obesidad.
La FAO reconoce la urgencia de abordar esta problemática y se encuentra comprometida en la actualización del Plan SAN Celac para la seguridad alimentaria y nutricional. La reciente Declaración de Buenos Aires de la VII Cumbre de la Celac reafirmó el compromiso de los 33 Estados miembros con la seguridad alimentaria, la agricultura y el desarrollo sostenible.
Esta declaración puso un énfasis especial en la importancia de actualizar el plan de acuerdo al nuevo contexto internacional y los desafíos que enfrenta la región con la asistencia técnica de organismos globales como la FAO y regionales, como la Cepal, IICA y Aladi, para lograr una solución integral.
La actualización del plan alimentario tiene en cuenta los compromisos nacionales relacionados con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, políticas basadas en evidencia y buenas prácticas en la región, representando un mecanismo que contribuye a la erradicación de la pobreza, el hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición.
La erradicación del hambre es una responsabilidad compartida, y juntos debemos redoblar nuestros esfuerzos para garantizar que ningún ciudadano de América Latina y el Caribe pase hambre. La seguridad alimentaria es esencial para el bienestar de nuestras comunidades y el desarrollo sostenible de la región y debemos continuar trabajando unidos, sin dejar a nadie atrás. La FAO está comprometida en este desafío.