Los bombardeos que siguieron al ataque de Hamás sobre Israel han causado miles de muertes en Gaza y destruido numerosos edificios de viviendas y de servicios, en tanto la asistencia hospitalaria y humanitaria para los heridos y familias desplazadas dentro de la Franja están al borde del colapso. Imagen: Mohammed Hinnawi / Unrwa
NACIONES UNIDAS – La asistencia humanitaria en Gaza está a punto de detenerse por falta de combustible y otros insumos, advirtió este miércoles 25 la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina (Unrwa en inglés), mientras continúan los bombardeos desde Israel sobre la Franja.
El combustible “se ha convertido en el producto más vital en Gaza. Sin él, los camiones no pueden moverse y los generadores no pueden producir electricidad para hospitales, panaderías y plantas desalinizadoras” indispensables para tener agua potable, dijo la portavoz de la Unrwa, Tamara Arifai.
Hasta la fecha, el combustible ha estado ausente en los 54 camiones con auxilios a los que se ha permitido la entrada a la Franja, de 365 kilómetros cuadrados y 2,3 millones de habitantes, bajo el bombardeo y el bloqueo impuesto por Israel a los suministros de agua, electricidad, combustible y alimentos.
Arifai dijo que antes del conflicto 500 camiones entraban a Gaza cada día, entre los comerciales y un centenar con ayuda, y de ellos unos 45 llevaban combustible.
La actual escalada del conflicto, detonada cuando milicianos del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) atacaron a Israel el 7 de octubre –lo que costó más de 1300 vidas- está marcada por los bombardeos israelíes sobre la Franja, día y noche, con más de 5700 muertes hasta ahora, más de la tercera parte niños.
El 24 de octubre se registró el mayor número de víctimas mortales reportadas en un solo día en Gaza durante esta ronda de hostilidades: 704 personas, entre ellos 305 niños, según el Ministerio de Salud dirigido por Hamás.
Centenares de miles de gazatíes debieron huir precipitadamente desde el norte de la franja hacia la zona sur, fronteriza con Egipto y donde está la única puerta posible para la llegada de ayuda humanitaria, en la población de Rafah.
Decenas de miles acampan a la intemperie y hospitales, escuelas y templos están abarrotados con heridos y personas que buscan refugio.
En los hospitales ya al borde del colapso los médicos han estado realizando cirugías sin anestesia ni otros suministros quirúrgicos básicos.
“Estamos de rodillas pidiendo operaciones humanitarias sostenidas, ampliadas y protegidas”, dijo el médico Rick Brennan, director de Emergencias en la Organización Mundial de la Salud (OMS) para la región del Mediterráneo oriental.
Desde El Cairo, Brennan hizo un llamado “a todos aquellos que se encuentran en una situación para decidir o influir en los responsables de la toma de decisiones, a que nos den el espacio humanitario para abordar esta catástrofe humana”.
Entre tanto, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, a cargo de las cuestiones de paz y seguridad internacionales en la organización, completaba dos días de deliberaciones acerca del conflicto en el Medio Oriente.
Una resolución debía votarse entre las propuestas de Rusia, que pide un alto al fuego humanitario, y de Estados Unidos, que favorece una tregua para permitir el ingreso de la ayuda humanitaria.
Cinco de los 15 miembros del Consejo (China, Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Rusia) son permanentes y tienen poder veto sobre las resoluciones.
El actual debate en el Consejo quedó marcado por la intervención del secretario general de la ONU, el portugués António Guterres, quien dijo que “aunque nada puede justificar los atroces ataques de Hamás del 7 de octubre”, era importante “reconocer que no ocurrieron en el vacío”.
“El pueblo palestino lleva 56 años sometido a una ocupación asfixiante. Ha visto cómo su tierra era devorada por los asentamientos y asolada por la violencia; cómo se asfixiaba su economía; cómo se desplazaba a su población y se demolían sus hogares”, dijo Guterres.
Insistió en que “los agravios del pueblo palestino no pueden justificar los atroces ataques de Hamás”, pero “esos atroces ataques no pueden justificar el castigo colectivo del pueblo palestino”, y “la protección de los civiles debe ser primordial”.
El embajador israelí ante la ONU, Gilad Erdan, pidió que el secretario general “dimita inmediatamente”, alegando que estaba “justificando el terrorismo”.
Israel, además, anunció que negará visas para ingresar a representantes de la ONU. El primero ha sido el jefe de Emergencias, Martin Griffiths.
Guterres habló con periodistas y se declaró sorprendido por la “tergiversación” que se hizo de sus palabras, “como si estuviera justificando a Hamás. Eso es falso. Fue todo lo contrario”.
“He condenado inequívocamente los horribles actos de terror sin precedentes perpetrados por Hamás el 7 de octubre en Israel. Nada puede justificar el asesinato, las heridas y el secuestro deliberado de civiles, ni el lanzamiento de cohetes contra objetivos civiles”, reiteró Guterres.
Agregó que hizo su nueva declaración “para dejar las cosas claras, sobre todo por respeto a las víctimas y sus familias”.
Dos centenares de israelíes, casi todos civiles, fueron tomados por Hamás como rehenes y llevados a Gaza. De su lado, Israel se alista para ingresar a la Franja con su ejército y ya la rodeó con armamento pesado y 300 000 soldados.