Más de 2 millones de niños son obligados a trabajar. En el Día Mundial contra el Trabajo Infantil, AGTR exige acciones urgentes para erradicar el trabajo infantil doméstico en Perú.
En el marco del Día Mundial contra el Trabajo Infantil, la Asociación Grupo de Trabajo Redes (AGTR) recuerda que el trabajo infantil doméstico (TID) sigue siendo una de las formas más invisibles y toleradas que afecta, principalmente, a niñas de zonas rurales y con escasos recursos. Según la última Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO) en Perú, el trabajo infantil afecta al 25.8% de la población entre 5 y 17 años, lo que equivale a aproximadamente 2.1 millones de menores de edad. La incidencia es considerablemente mayor en las zonas rurales (55.6%) en relación con lo reportado en las urbanas (16.9%).
“Muchas veces se cree que el trabajo doméstico que hacen las niñas en otras casas es una ‘ayuda’ y no un trabajo. Esto invisibiliza los riesgos y las consecuencias graves que genera en su desarrollo”, advierte Sofía Mauricio, líder de AGTR, que desde hace más de tres décadas desarrolla programas para prevenir el TID a través de la educación con metodologías participativas usando el arte como medio para la transformación social, el empoderamiento, la incidencia y el trabajo con familias. A través de ‘La Casa de Panchita’, emprendimiento social de AGTR, se promueve la contratación legal y segura de trabajadoras del hogar adultas, como alternativa a la explotación de menores.
Actualmente, ejecutan un proyecto en barrios vulnerables de Lima con apoyo de Buddhist Global Relief Found, brindando alimentos, reforzando la permanencia escolar y fortaleciendo la autoestima de niñas en riesgo. “El trabajo infantil doméstico roba la infancia y perpetúa la pobreza. Este 12 de junio, recordamos que las niñas deben estudiar, jugar, crecer con dignidad y soñar con un futuro mejor”, concluye Sofía Mauricio.
El precio oculto de una niñez explotada
Como trabajadora del hogar, Sofía tuvo que enfrentar una serie de abusos y discriminación. Por ello pone énfasis cuando dice que el trabajo infantil doméstico se realiza en espacios privados, lo que lo vuelve especialmente
riesgoso. “Las niñas expuestas a esta forma de explotación sufren consecuencias como bajo rendimiento escolar, aislamiento, cansancio extremo,
abuso físico y emocional, y baja autoestima. Crecen creyendo que no tienen derechos, que solo deben obedecer. Esto limita profundamente sus oportunidades a futuro”, alerta.
Por ello, AGTR pide a las familias priorizar la educación de las niñas, evitar enviarlas a trabajar en casas ajenas y promover la equidad en las tareas del hogar; a las escuelas, identificar posibles casos y trabajar con las familias en su prevención; y a la ciudadanía en general, no contratar menores, denunciar situaciones de explotación y sumarse a las campañas de sensibilización.
